La damnificada contó que trabaja en un local comercial de la Peatonal San Martín y ocupa la moto para ir trasladarse todos los días: “Doy recompensa por la moto es mi herramienta de trabajo y todavía la estoy pagando”, precisó al borde del llanto. En este sentido, recordó a este rodado lo había adquirido con mucho sacrificio: “Cuando me robaron la primera moto no me quedó otra opción de vender mi bicicleta, sacar un préstamo y todavía me queda un año para pagarlo”.
“Indigna, porque parece que un delincuente actúa mucho más rápido que toda la Policía, se burla de las cámaras y a uno le cuesta conseguir las cosas”, dijo al sostener que pidió las filmaciones de vecinos de la zona, pero en “ninguna se ve cuando me roban la moto”.