Sociedad En vilo

Inédita operación en busca de submarino: Por qué queda margen para la esperanza

En las próximas horas saldrán con vehículos sumergibles no tripulados para acelerar la búsqueda del ARA San Juan. Sospechan que la nave está asentada a unos 700 metros de profundidad y que todavía tiene reservas.
En el puerto de Comodoro Rivadavia, se ultiman los preparativos para una misión de búsqueda y rescate del submarino ARA San Juan con equipos de última generación de la marina estadounidense. Lo mejor de la tecnología disponible en una de las flotas más importantes del planeta.

Según el diario Clarín, el despliegue es gigantesco y se multiplican escenas que parecen salidos de una película de Hollywood: planos sobre volquetes, reuniones en grupos, indicaciones personalizadas, grúas que cargan las herramientas en el gigante barco noruego de 93 metros de largo "Skandi Patagonia" y órdenes a contrarreloj marcaron el ritmo de una jornada que los propios operarios del puerto no podían creer.

"Si bien lo tenemos entrenado e hicimos ejercicios en muchas ocasiones, no existe antecedente de un hecho similar", dijo el capitán del operativo, Michael Eberlein. El buque cuenta con cuatro vehículos sumergibles no tripulados que son manejados por control remoto y una sonda de gran alcance que servirá para intentar localizar al submarino. Si eso ocurre, bajarán a las profundidades una cámara de rescate presurizada (que es una especie de minisubmarino) que se pegará al ARA San Juan y permitirá el rescate de los submarinistas argentinos. De a seis por viaje, en una operación que será algo similar a lo que ocurrió con los mineros chilenos en 2010.
El administrador del puerto, Favio Cambareri contó que cuando los marinos estadounidenses pusieron un pie sobre Comodoro, solicitaron un montón de elementos que consideraban clave para salir a altamar: "Nos preguntaron dónde podían conseguir aspiradoras, cantimploras que resistan la presión del mar, mantas impermeables, redes para sujetar objetos. Estaba todo cerrado por el feriado y tuvimos que llamar a los dueños de los locales que los abrieran. Les explicábamos que teníamos a militares de uno de los mejores ejércitos del mundo, que tenían que comprarle algunas cositas". Sospechan que la nave está asentada en el fondo del mar y que todavía tiene reservas

En la comunidad de submarinistas nadie arriesga pronósticos y ni hipótesis. Prefieren atenerse a los hechos. Por ejemplo, que las baterías eran el talón de Aquiles de los submarinos de la clase TR-1700 y que el miércoles el comandante de la nave había reportado una avería eléctrica que, no obstante, no impedía la navegación. Se cree que las baterías fueron, pues, el origen de los problemas del S-42. Y que la nave estaría asentada en el fondo marino, a unos 700 metros de profundidad.

Qué tipo de incidente hubo, cómo afectó a los tripulantes (cuánto y a cuántos) y el casco del buque, y qué consecuencias tuvo en la conservación de las reservas son variables claves a la hora de estimar las condiciones de supervivencia en un "submarino imposibilitado de salir a la superficie por sus propios medios".
Se asume que el comandante del San Juan no decidió quedarse en inmersión: si le hubiese sido posible, habría salido a la superficie, aun con mal tiempo, como marca el protocolo ante un incidente. En flotación, aun sin energía eléctrica, pudo haber intentado la comunicación con el teléfono satelital para marcar posición y pedir ayuda mientras renovaba aire a través del snorkel del buque; incluso, en caso de necesitarlo, pudo haber sacado las dos balsas para evacuar la nave.

Si el buque se quedó sin energía y está asentado en el fondo del océano (en esa zona, unos 700 metros), el tiempo apremia, pero queda margen para la esperanza, explicaron al diario La Nación tres submarinistas. Los víveres no son un problema, coincidieron. El oxígeno, en cambio, es una variable vital e imposible de calcular, en el caso, por falta de datos sobre qué le ocurrió a la nave.

Según detallaron los especialistas, la provisión de alimentos suele triplicar la cantidad necesaria para el viaje, que debía terminar hoy, tras una semana de travesía. La reserva de aire dura menos, pero podría dar para al menos otros cuatro o cinco días. El frío (unos 4°C) debería ser tolerable.

"En condiciones normales el aire alcanza para una semana, pero hay que ver si hubo un incidente que haya afectado la atmósfera interior de la nave, como ser un incendio", dijo el oficial retirado Horacio Tobías, ex tripulante del ARA San Juan. En emergencia hay protocolos para dosificar el aire interior. La nave cuenta con medidores y reservas de oxígeno (compuestos químicos contenidos en candelas que tras una reacción iniciadora liberan oxígeno) que pueden extender el plazo de supervivencia.
El vicealmirante retirado y especialista en submarinos militares Antonio Mozzarelli estimó que la reserva de oxígeno puede alcanzar aun para más tiempo. "La principal preocupación es ubicarlo. Si se hubiera quedado sin baterías, no puede moverse ni usar los sistemas más eficaces para comunicarse. Pero tiene víveres para 20 días y oxígeno suficiente", explicó. En el caso, lo que genera inquietud es lo que no pasó: que no se hayan lanzado las dos radiobalizas de emergencia y, si el incidente se produjo en inmersión, que nadie haya accionado la manivela del sistema que libera el aire de los botellones de lastre para que el submarino saliera inexorablemente a flote.

La sospecha es que, sea lo que sea que ocurrió, no les dio tiempo para salir a la superficie sí o sí, como dice el protocolo submarinista.
Fuente: Clarín/La Nación
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