Es que a las 5:30 de la mañana del jueves, malvivientes arrojaron un adoquín sobre la vidriera de su agencia de quiniela ubicada en Boulevard Montana al 1000 y se alzaron con un poco más de 11 mil pesos de la caja de Entre Ríos Servicios por las últimas cobranzas que había realizado.
En la oportunidad, indicó que reparar el vidrio dañado le iba a costar un poco más de mil pesos y agradeció que no le pasó nada. En las primeras horas de este viernes, a la 1:15 de la madrugada, otra explosión volvió a aterrorizarlos. Esta vez, los malvivientes se llevaron un poco más de 200 pesos, además del perjuicio que ocasionaron por la nueva rotura de la vidriera.
Indignada por el nuevo hecho de inseguridad del que fue víctima, Figueroa utilizó las redes sociales para hacer un extenso descargo en el que exige "JUSTICIA para el Buen Ciudadano".
"Cuando te violenta la privacidad un malviviente es como pagar un peaje para poder seguir transitando por la vida. Impunidad!!", posteó la damnificada en las redes sociales.
"Quienes nos gobiernan nos humillan decidiendo por nosotros. Nos esclavizan obligándonos a mantener con nuestro trabajo e impuestos, a una clase social subsidiada y empobrecida, tan absorta en la vagancia que no advierte que su ignorancia mantiene en el poder a quienes los oprimen. Mientras tanto, nosotros, los del medio, somos tiranizados desde arriba y desde abajo. De un lado y otro deciden si podemos ser dueños o no de nuestra libertad y de nuestros derechos", continuó.
Y continúa; "La justicia tampoco opera como tal. Y otorgar libertad no tiene nada que ver con piedad, sino con zonas grises, con casos sin resolver. Si sos empleado o emprendedor y te partís el lomo para recibir una remuneración acorde a tu esfuerzo, preparación y responsabilidad, tendrás que dar mucho más de lo que es justo en impuesto a las ganancias".
"Y es injusto no por egoísmo o porque somos todos fachos. Es abusivo porque no vuelve; ni en obras, ni en salud, ni en educación, ni en seguridad. Y somos cada día más víctima de los delincuentes, naturalizando todo tipo de robo, con el conformismo de preguntarnos ¿nadie ha salido lastimado? Así me siento: maniatada, silenciada, presa en mi propio hogar, en mi lugar de trabajo. Soy parte de una clase social oprimida", fueron las palabras de la agenciera. (Radio Máxima)
