Luego Susana explicó que muchos medios le pidieron una entrevista en este tiempo, pero que ella le había prometido a Pérez que primero iría al noticiero de Telefe: “Yo le prometí a Cris y acá estoy, cumpliendo la promesa”. Luego cuando Barili le preguntó cuáles fueron sus principales miedos al contagiarse, la diva aseguró: “El peor miedo que tuve fue morirme, el segundo que me entubaran”.
Y agregó: “No tenía ganas de morirme en ese momento. Además me aterrorizaba que me pudiera entubar, pedí que si tenían que hacerlo me dejaran ir porque no iba aguantarlo. Fue lo que le pasó a mi maquillador y no lo aguantó. Te agarra terror porque estás solo en un cuarto. Yo lloraba por todo”. Si bien en pantalla se los vio a todos juntos, la realidad es que la entrevista se realizó a través de una tecnología de realidad aumentada, lo que permitió simular el encuentro de los tres mientras que en realidad la diva estaba en su casa y Pérez y Barili, en el estudio del noticiero.
Los días más difíciles de la diva
“Me acuerdo que un día me llamó Lucia (su nieta) y yo ya estaba en terapia intensiva y empecé a llorar durante una hora. No podía hacer nada, ni rezar y eso que yo rezo todas las noches antes de dormir, pero ahí no rezaba, y no es que estaba enojada con Dios, pero me preguntaba por qué”, aseguró Susana sobre sus días de internación en el sanatorio Cantegril de Punta del Este.Pero de vivir esta dura experiencia, la diva expresó que sacó algo positivo: “Aprendí que hay cosas muchos más importantes, que la salud es lo primero en el mundo, sentirte con ganas, fuerte. Yo no podía moverme. Me decían que tomara mucha agua y yo la detesto, hasta que un día dije que me iba a salvar y empecé a tomar. Pero lo que me salvó fueron dos inyecciones, muy caras, que consiguieron en el Cantegril”. Respecto del día que le dieron el alta, recordó: “Fue increíble cuando me dieron el alta. Soy una mujer muy sana aunque tuve mis cosas: me rompí la cadera en una clase de gimnasia, tuve cálculos, el apéndice... pero son pavadas. Después del alta no salí más de casa, excepto un día cuando fui a comer con Teresa Calandra”.