Poseedora de unas curvas exuberantes, dice que su cuerpo es "una tómbola" que se adecua a sus diferentes estados de ánimo. "No me importa el qué dirán y me doy todos los gustos: me permito estar gorda cuando así sucede, y no me condeno por eso. Hubo una época en la que estuve detonada, y volvería a estarlo", confiesa desde EEUU donde descansa con su familia.
Defensora "de la mujer real", Francese aprendió a aceptarse con la terapia: "Soy feliz con mis caderas y mi cola gorda. Me costó, pero lo aprendí". Pero, ¿cuál es su estado de ánimo actual, habida cuenta de que ya pasó un año desde su último noviazgo? "¡Bárbaro!", se define, según publica el portal Teleshow.