
La banda uruguaya No te va gustar (NTVG) inició el sábado, en La Trastienda de Montevideo, un ciclo de diez recitales que se realizarán entre septiembre y octubre. Pensados inicialmente para celebrar 18 años de carrera, la accidental y dolorosa muerte del tecladista, Marcel Curuchet, el 14 de julio, llevó a que los shows, y fundamentalmente este de apertura, tomara un cariz muy especial.
Luego de los primeros tres temas, el vocalista y líder de la banda, Emiliano Brancciari, nervioso, dijo las primeras y muy esperadas palabras: “Muchas gracias, amigos, muchas gracias”, sintetizó. “Son muchas las emociones... A la familia de Curucha, que está por ahí”, añadió levantando la vista en dirección a la platea.
Ese fue sin duda el momento que todos los fans esperaban, el tributo a Curuchet, talentoso y muy querido integrante de NTVG que encontró la muerte en forma inesperada, cuando en una moto se aprestaba a cruzar el túnel de Lincoln, que une Nueva Jersey con Nueva York, donde en el marco de una gira por Estados Unidos y México, la banda tenía agendada una presentación junto a Los auténticos decadentes.
Después de recorrer canciones de los distintos discos, Brancciari cambió su guitarra eléctrica por una criolla enchufada que, junto a la base de percusión de un bombo legüero, resultaron ser sostenes principales de la canción De nada sirve, en la que apareció grabada la voz de Mario Benedetti.
En la segunda parte del recital, entre varios temas clásicos como Mucho más feliz , Clara , Cielo de un solo color (canción que quedó fuertemente identificada con la muy buena actuación de la selección uruguaya de fútbol en el Mundial de Sudáfrica 2010) y Pensar , entre otros, NTVG presentó una versión muy original de Verte reir , en la que intercaló, como si se tratara de una voz proveniente del más allá, partes de la letra del clásico Si me voy antes que vos , de Jaime Roos.
Para el final, NTVG hizo un popurrí de sus canciones más conocidas, como Déjame bailar , Al vacío y Ese fuerte viento que sopla , hasta que llegó el turno de No era cierto , aquella que dice “Volvé a tu casa cuando quieras”. Ahí hubo otro guiño a Curuchet, a su memoria, al presente y al futuro. “Canten bien fuerte esta canción”, pidió Brancciari. “Para que se escuche arriba y en la panza de Vicky”, la esposa del tecladista que en breve dará luz a un niño.