Sociedad En una demanda por alimentos

Fallo con perspectiva de género ordenó a hombre respetar la dignidad de exesposa

El hombre se negó a pagar la cuota y acusó a la mujer de "irse de fiesta con amigos". La jueza consideró que ejerció "violencia simbólica" y lo instó a despojarse de los estereotipos. Además, ordenó al abogado a capacitarse.
En un fallo que traza un camino en el Poder Judicial, el Juzgado en lo Civil y Comercial y Familia de Río Tercero le exigió a un hombre demandado por la cuota alimentaria que "respete la dignidad" de su exesposa y se despoje de los "padrones estereotipados en la distribución de sus roles en el cuidado personal de sus hijas". En diálogo con TN, la jueza Romina Sánchez Torassa sostuvo que la manera en la que el progenitor pretendió justificar el incumplimiento del reclamo constituye "un caso sospechoso de género".

Todo comenzó cuando la mujer inició una demanda contra su exesposo por la cuota alimentaria de sus hijas. La discusión se trabó porque al hombre le pareció que el monto reclamado "era excesivo", según explicó la jueza. "Cuando contestó la demanda adujo que la mujer introdujo en el valor de la cuota gastos personales como 'irse de juerga con amigos' y sostuvo que era asidua de boliches, que iba a fiestas", explicó y remarcó que, en esas consideraciones, se advierte "violencia simbólica" que "pone en tela de juicio el rol de la madre y su conducta".

Para el tribunal, estas manifestaciones reflejaron un evidente menosprecio hacia quien fue su esposa y compañera en un proyecto de vida en común y, además, revelaron una visión androcéntrica "intolerable en los tiempos que corren". "Fue visible el destrato a la figura materna", remarcó Torassa, que hace años ve este tipo de casos en la Justicia.
"Considerar que la progenitora efectúa un reclamo alimentario a favor de sus hijas, encubriendo la pretensión de atender sus propios gastos personales, implica desconocer el valor de las tareas cotidianas que realiza la mujer, quien ha asumido el cuidado personal de sus hijas, no solo en beneficio de ellas, sino también del padre", sostuvo el fallo de primera instancia.

Por eso, instó al hombre a que evite ese lenguaje que "esconde detrás de lo simbólico la degradación u omisión de su expareja y para que evite todo tipo de estereotipación del rol de la madre". También hizo lugar al reclamo de fijación de cuota alimentaria y, en consecuencia, condenó al hombre a pagar 12.000 pesos mensuales a sus hijas, más los gastos de escolarización y la obra social. También, estableció un reajuste semestral del 15%.

Además, ordenó al abogado del demandado a realizar una capacitación con perspectiva de género. Al respecto, Torassa indicó que la idea principal de la educación en esta materia es que el letrado "pueda visibilizar cuándo está realizando una forma de violencia a través del lenguaje apuntando hacia la desigualdad entre el hombre y la mujer". Hizo hincapié en que la estereotipación de la mujer tiene que ver con considerar que, por ser madre, su rol es "quedarse en su casa y reducirse a tareas de cuidado de los niños como si no pudiera tener vida privada".

"Pareciera que, cuando se sale de esos marcos, se puede hacer juicios de valor", cuestionó. Según contó, no es la primera vez que el abogado se manifiesta de esa forma por escrito es un expediente judicial. "Si desde el lenguaje y lo simbólico no empezamos a poner un freno a estas desigualdades, entonces no podemos pregonar con el ejemplo", planteó la jueza.
Pese a que el letrado apeló la sentencia porque no se sintió "conforme con el lenguaje que se utilizó en la contestación de demanda", Torassa destacó la decisión del tribunal de ordenar una capacitación. "Con eso estamos diciendo que no es solo una cuestión de los jueces o estamentos del Estado, tenemos que estar todos preparados para trabajar la igualdad real entre el hombre, la mujer y los distintos géneros. También son los abogados los que tienen que llevar adelante este tipo de acciones positivas para que esto suceda", completó.

Para Torassa, el fallo "marcó un camino". "Hay gente que le tiene miedo a la perspectiva de género porque la confunde con un feminismo a ultranza y, en realidad, es un detector de desigualdades invisibles", reflexionó. En ese sentido, sostuvo que implica "poner de manifiesto lo naturalizado", esas conductas culturales que van en contra de la equidad. "Creo que, de a poco y con paciencia, se está haciendo un cambio en la mentalidad de los que trabajamos en la Justicia", aseguró.

Por último, pidió que los abogados no tomen esto como "un avance por sobre la profesión, sino como una búsqueda de equidad en la profesión". "La misión es trabajar con perspectiva de género, eliminar las violencias, luchar por la igualdad y la democratización de la familia donde haya una distribución ordenada de roles", concluyó.
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