Desde que la pandemia de Covid 19 invadió el mundo, situaciones de este tipo se han repetido en diversos puntos del planeta. En Paraná también se han producido situaciones similares: Desde el caso de un paciente que fue internado en una clínica y al que el análisis le dio negativo, hasta el de la mujer a la que se le confirmó que tenía el virus pero que fue dada prontamente de alta. Sobre ella circularon audios y mensajes que muy lejos estaban de la realidad y que llegaron incluso a aseverar que había fallecido.
Evidentemente, esta situación límite, así como ha sacado a la luz gran cantidad de gestos de solidaridad, también ha hecho que afloren muchas miserias. De esta forma hemos visto distintas formas de discriminación. Basta con recordar escraches o amenazas a médicos y otros profesionales de la salud, aunque sean ellos a los primeros que acudimos ante la enfermedad. Y que así también deberán hacerlo, si llegaran a contagiarse, quienes escriben los mensajes sin tener en cuenta que nadie está a salvo de este virus. Asimismo, quienes volvieron de viaje han sido mirados de reojo. Ni hablar de quienes puedan presentar algún síntoma compatible con Covid 19. También aquellas personas que hayan tenido el virus y sus familiares sufren en muchos casos la discriminación.
Es en este punto donde cabe preguntarse dónde la miseria humana puede llegar al límite de generarle más dolor a una familia que de por sí ya atraviesa un momento difícil. ¿O acaso alguien elije estar enfermo?.
¿No será acaso necesario tomarse un minuto antes de expresar comentarios hirientes o difundir mensajes carentes de veracidad para pensar qué pasaría si yo estuviese en ese lugar?.
Así como escribe Martínez "tal vez por morbo o porque el sufrimiento de ver que se está muriendo un ser querido no alcanza y hay que ahondar aún más en el dolor", hace que se estigmatice a muchas personas.
Y es por ello necesario insistir en el llamado a reflexionar: En momentos en que buena parte de la sociedad está abrumada por la pandemia, se hace indispensable que la solidaridad y la comprensión triunfen por sobre el egoísmo y la discriminación. Y la lección de Bovril nos debe servir para aprender. Elonce.com
