Las víctimas deciden denunciar y sus amigas darle difusión, no solo por ellas sino porque no quieren que otras sufran lo mismo, ya que el hombre sigue en contacto con menores.
Manipulación
Es que según las denuncias, el repetido modus operandi de J.A.P. demuestra una conducta premeditada para manipular a las menores, controlarlas y luego perpetrar los abusos. Y pocos creen que la misma se haya ceñido a una época o solo a determinadas víctimas. Por eso se espera lograr que esas mujeres puedan llegar a la Fiscalía a denunciarlo. En este sentido, remarcaron la importancia de confiar en la familia y seres queridos para contar lo padecido, como así también saber que la denuncia no implica necesariamente una exposición, ya que en principio se puede declarar como testigo de identidad reservada.Tres denunciantes
De hecho, de las dos denuncias que ya fueron radicadas a principios de octubre en la Unidad Fiscal de Violencia de Género y Abuso Sexual de Paraná, una es bajo esa modalidad anónima, pero igualmente es fundamental para poder profundizar la investigación que busca llegar a una imputación y una condena para el entrenador. Además, hay una tercera víctima identificada y contactada, que está a la espera del llamado de la Fiscalía para formalizar su testimonio a la distancia, ya que está viviendo en otra provincia. Las tres denunciantes son del ambiente del hockey sobre patines. Pero no era el único en el cual J.A.P. se movía y se mueve. Por ejemplo, trascendió que habría estudiado una época en la Universidad Autónoma de Entre Ríos.El viernes surgió el contacto con la posible cuarta víctima que podría presentarse a denunciar. La misma daría cuenta de graves abusos sexuales dentro de otro de los ámbitos en los que se manejó el entrenador. Por esto, consideran que la difusión del caso permite lo fundamental: hablar de aquello que el paso del tiempo no borra.
Así trascendió el escándalo
La ida y el regreso Luego de muchos años en el Club Atlético Talleres, en 2003 J.A.P. se va a trabajar a San Juan y a Chile, y luego regresa Paraná, donde se desempeñó en clubes de la ciudad como Rowing, Neuquén, Echagüe y Alumni. Desde aquel año, el grupo de jugadoras de hockey que desde la infancia hasta la juventud lo tuvo como entrenador lo cruzaban muy esporádicamente en algunos partidos. Este año, la Primera División de varones de Talleres lo convocó para dirigir, y así volvió al club. Las dos víctimas que lo han denunciado seguían jugando en la disciplina en Talleres, pero no coincidían sus horarios de prácticas y partidos con los de la categoría de varones. Hasta que la entrenadora de la primera de damas dejó su lugar, y le propusieron a J.A.P ocuparlo. Cuando el hombre se hizo cargo de las prácticas, dos jugadoras comenzaron a dejar de asistir, bajo distintos argumentos (asuntos personales, dolencias físicas, etc.).Reunión en el club
La razón era J.A.P., pero no lo hicieron en forma coordinada, ya que ninguna sabía de la otra. Hasta que una de las víctimas, en su terapia con la psicóloga, pudo contarlo. Así, pudo comprender que no era ella quien debía dejar de hacer lo que a ella le gustaba, sino que el abusador era el que no tenía que estar allí, publicó Uno. De este modo, fue al club, habló con sus compañeras, pidió una reunión con la subcomisión de hockey sobre patines, se sentó y les relató quién es verdaderamente el entrenador.Las autoridades de la Comisión Directiva de Talleres no dudaron un segundo en apartar a quien es considerado "de la familia" de este deporte. Aplicaron el protocolo de actuación ante abusos sexuales que se utiliza en las escuelas. fue que la segunda víctima también decidió hablar y denunciar.
Pruebas
En la investigación que lleva adelante el fiscal Leandro Dato se reconstruyen hechos que sucedieron a fines de la década de 1990, cuando las víctimas tenían entre 13 y 14 años. En uno de los casos, los abusos sexuales se extendieron durante un año y en otro durante dos. No fueron hechos aislados sino que fueron sostenidos en el tiempo.
Intachable
El trato que J.A.P. tenía con todas las jugadoras evidencia la perversidad de la manipulación y la selección de sus víctimas. Su conducta pública intachable es una marca registrada de los perversos que construyen una imagen, en este caso, sustentada también en la fe y prácticas religiosas. Todos los domingos lo veían en misa en una iglesia.
Otras amigas también contaron que mantenían con él diálogos sobre sexo. Todo estaba naturalizado por la manipulación e influencia sobre las menores, pero hoy esas prácticas se observan como parte de su despliegue para perpetrar los abusos.
El silencio
El hombre tiene un taller donde fabrica y repara elementos que se utilizan en el hockey sobre patines. Allí concurrían también las jugadoras, y era un lugar donde se aprovechaba de las víctimas. En una de las denuncias, se refirió que J.A.P. llevaba a la víctima todos los domingos a misa en una iglesia de la zona céntrica de la ciudad, junto a su familia, y luego la hacía confesarse con el sacerdote (un hombre que ya falleció) y luego lo hacía él.Una de ellas lo tuvo con director técnico hasta los 20 años. Es decir, la manipulación se prolongó por mucho más tiempo que el que duraron los abusos, y por lo tanto su presión y la censura que ejercía para silenciar los abusos.