REDACCIÓN ELONCE
La celebración de Pentecostés en el seminario Arquidiocesano se convirtió en un evento de unión y espiritualidad para cientos de jóvenes de la región.
La vigilia en honor a la fiesta patronal de Nuestra Señora del Cenáculo se celebró el pasado fin de semana en el seminario Arquidiocesano de Paraná, con una gran participación de jóvenes que se reunieron para conmemorar la festividad de Pentecostés. La jornada comenzó a las siete de la tarde con una misa, que fue el punto de partida de una noche llena de fervor religioso, oración y actividades comunitarias.
“Feliz de Pentecostés. Ya estamos en Pentecostés, así que espero que el Espíritu Santo pueda llegar a cada uno de los hogares donde están viendo”, comentó Benjamín, un seminarista que formó parte activa de la organización del evento. El entusiasmo de los jóvenes asistentes se reflejaba en cada rincón del seminario, que se llenó de color y música en un ambiente marcado por la unidad y la alegría.
Desde distintas parroquias de la ciudad, como Colonia Avellaneda, Oro Verde y San Benito, jóvenes de diversas comunidades llegaron para participar en la vigilia. “Estamos muy contentos de la cantidad de chicos que vinieron. La verdad está haciendo una fiesta espectacular, un regalo de Dios hermoso”, expresó el seminarista Benjamín, quien destacó la importancia de este evento como un espacio de comunión y fe.
Un evento que supera expectativas y refuerza la unidad de la iglesia
El sacerdote encargado de la organización de la vigilia destacó que este tipo de celebraciones tienen un profundo significado para la comunidad. “Esto es una fiesta carismática porque el Espíritu Santo manifiesta carisma, fuego, energía, gracia divina. Y yo le agregaría unidad, porque la gente que está participando son de distintos grupos, distintas parroquias”, explicó el padre, quien resaltó la importancia de la unidad dentro de la diversidad que caracteriza a la iglesia.
En ese sentido, la vigilia sirvió también para fortalecer los lazos entre los jóvenes de distintas comunidades, lo cual se convirtió en uno de los logros más destacados del evento. “Poder tener un momento de comunión, de unidad, dentro de la variedad de grupos y pertenencias es realmente valioso”, añadió el sacerdote.
Uno de los momentos más esperados de la vigilia fue la chocolatada, que se sirvió a los asistentes para reconfortarlos del frío. A pesar de las bajas temperaturas, los jóvenes disfrutaron del chocolate caliente como una tradición especial del evento. "Ahí ya está esperando en el comedor del seminario, así que vamos a tener que disfrutar con todos estos chicos, ya que vinieron, se esforzaron, pasaron un poquito de frío", señaló Benjamín.