En diálogo con Elonce, Sebastián Ribas rememoró su etapa como goleador de Patronato, sus años en Europa y el presente familiar que lo mantiene en Uruguay.
El delantero uruguayo Sebastián Ribas volvió a hablar de su vínculo con Patronato, club donde se convirtió en uno de los goleadores más recordados del conjunto paranaense. En una extensa charla con La Cadena Entrerriana del Gol, que se emite por Elonce Radio & Streaming 98.7, el futbolista compartió su presente en Uruguay, su carrera internacional y las emociones que lo atan aún a la capital entrerriana.
El jugador explicó que el regreso se dio en un momento complejo: “En su momento estaba en Santiago del Estero con mi esposa y habíamos planificado ser papás. El embarazo no arrancó nada bien y preferimos venirnos acá, estar cerca de los seres queridos, por si pasaba lo peor. Después finalmente todo salió bien y ahora, como escuchan de fondo, está el segundo llorando que acaba de nacer”.
De goleador a padre orgulloso
Con emoción, Sebastián Ribas contó que su hijo mayor “tiene dos años y medio y se llama Lucio”, mientras que “el segundo se llama Marco. Nació hace 20 días”.
“Creo que es el logro más grande al que puede aspirar un ser humano. Disfrutando cada momento, porque me han dicho que pasa rápido y lo estoy comprobando”, expresó el futbolista, que transita una etapa plena en su vida personal.
También recordó con humor sus caminatas por el Parque Urquiza junto a sus “hijos perrunos”: “Tenías esos dos cachorros que ibas para todos lados, eran padre e hija. Se te veía siempre, disfrutando del parque, disfrutando de la ciudad, muy relajado”.
Consultado sobre esa etapa de plenitud, Ribas reflexionó: “De repente uno empieza a agarrar esa experiencia de saber qué esfuerzos puede hacer y cuáles no son tan necesarios. La higiene de vida siempre fue la que me enseñaron y la que elegí llevar. Eso me ha permitido sentirme bien hoy con 37 años”.
La escuela europea y el paso por el Inter
El delantero repasó su formación profesional y la influencia del fútbol europeo: “Siempre lo repito, nadie es dueño de una verdad. Quizás haya jugadores que triunfaron de otra manera, pero yo no conozco otra forma que no sea esa: trabajar, esforzarme”.
Recordó que dejó Uruguay muy joven: “Tuve la suerte de irme de casa con 17 años a Italia. En Uruguay jugaba en primera, pero sin toda esa estructura profesional. Pasar de un club de segunda división a estar en el Inter fue una universidad del fútbol”.
En ese vestuario, compartió espacio con figuras mundiales. “Me sentaba al lado de Zlatan Ibrahimović, Adriano, Figo, Zanetti, Crespo. Tenía 17 años. Siempre lo recuerdo con emoción y alegría, porque me sirvió como aprendizaje. Más allá de los minutos de juego, los entrenamientos fueron una escuela”.
El recorrido internacional y la inestabilidad contractual
Luego de su etapa en Italia, Sebastián Ribas jugó en Spezia, Dijon, Sporting de Lisboa, Génova, Mónaco y Estrasburgo, entre otros equipos. “En Francia tuve tres años espectaculares, el último siendo capitán con 22 años, saliendo mejor jugador de la liga y goleador del campeonato. El equipo ascendió a primera división”, relató.
Sin embargo, reconoció que su carrera también tuvo momentos difíciles: “Muchas experiencias fueron forzadas por una situación contractual que se dio en el Genoa. Ellos se negaban a que yo jugara allí y me obligaban a ir a préstamo a clubes que pudieran afrontar el salario. Estuve años con dos valijas y mis perros para arriba y para abajo”.
El futbolista, políglota por su vida nómade, agregó: “Eso me dio experiencia, me permitió aprender cinco idiomas y me enriqueció muchísimo. Pero también me faltó esa estabilidad de poder dejar la ropa y saber que volvés al mismo lugar”.
Sebastián Ribas y su paso por Patronato: “Fue un año maravilloso”
Su llegada a Paraná marcó un antes y un después. “Nunca pensé que me iba a quedar siempre en la memoria el Karpaty, porque fue el club ucraniano que me permitió tener una historia increíble con Patronato”, contó Ribas, al referirse a su préstamo desde Ucrania.
El delantero valoró aquel plantel rojinegro: “Fue un año muy bueno, no solo a nivel individual sino colectivo. Teníamos jugadores que fueron superlativos, como el Seba Bertoli, Vera, Guzmán, el Rocky, el flaco Quiroga. Fue un año divino porque había buena convivencia y buena energía”.
El uruguayo recordó que su meta personal también lo motivaba: “Estaba peleando el campeonato de goleo con el Morro García y con el Pipa Benedetto. Pero el club ucraniano llamaba pidiendo que no hicieran uso de la opción, querían que volviera. Yo no quería saber nada con volver a Ucrania por la guerra”.
La frustrada vuelta a Paraná
Sebastián Ribas confirmó que estuvo “muy cerca de volver más de una vez” a Patronato: “Hablé hasta con Facundo Sava, justo el año que el club ganó la Copa Argentina y clasificó a la Libertadores. Era un sueño pendiente. Me hubiese encantado volver”.
Pero las negociaciones se complicaron: “Había temas económicos y contractuales imposibles de obviar. Para Patronato era difícil afrontar impuestos y un contrato nuevo. Si otro equipo quería ejecutarla, el club ucraniano pedía mucho más dinero”.
Incluso, en una segunda oportunidad, la vida familiar pesó más que el fútbol: “Tenía todo arreglado, hasta la casa donde iba a vivir en Paraná. Pero nos enteramos de que Martina, mi señora, estaba embarazada y que el embarazo estaba en riesgo. En una semana tuvimos que cancelar la ida a Paraná y venirnos a Uruguay”.
El cariño por Patronato y la ciudad de Paraná
A pesar del paso del tiempo, el vínculo afectivo permanece. “Dejé muchos amigos en el club y sigo en contacto con varios. Seguía la campaña y me alegró mucho cuando ganaron la Copa Argentina. Ver el estadio acondicionado para la Libertadores fue hermoso”, dijo con nostalgia.
Consultado sobre sus recuerdos, Ribas evocó: “Disfruté absolutamente todo. Encontré una ciudad muy parecida a Uruguay: tranquila, con gente amable, tomando mate en la calle. Caminaba por el Parque, la Costanera. El calor me costó, pero disfruté todo. No hay un solo aspecto negativo que haya vivido en Paraná”.
Uno de los momentos más emotivos fue el reconocimiento del público: “Recuerdo el estadio gritando ‘uruguayo, uruguayo’. Fue un mimo al alma, un reconocimiento a ese esfuerzo y a ese año tan lindo que tuvimos. Fue un momento sumamente emocionante”.
El presente en Uruguay y el futuro en el fútbol
Actualmente, Sebastián Ribas juega en Fénix, club histórico del ascenso uruguayo. “Fénix es un cuadro con mucha historia. Es un club chico de un barrio grande de Montevideo. El desafío es lindo y estoy disfrutando de esa presión por ascender”, comentó.
El delantero también mencionó a su familia, especialmente a su padre: “Mi viejo fue el más difícil de convencer para volver. Trabajaba en Gibraltar con la selección, pero con cinco nietos entendió que quería estar presente en el crecimiento de ellos. Tuvo un tiempo en River y ahora espera nuevas oportunidades”.
Sobre su futuro, no descartó nada: “Me encantaría volver a Patronato, pero vigente. No me gustaría bajo ningún concepto ir de otra forma. Si se diera la oportunidad, sería un desafío que me encantaría”.
Un lazo que trasciende el fútbol
Para cerrar la entrevista, el delantero expresó su gratitud y su deseo de regresar algún día a Paraná, aunque sea como visitante: “Si no es como jugador, seguramente vuelva para que mis hijos conozcan el lugar donde el papá fue muy feliz. Es un objetivo que tengo: que conozcan el lugar donde me trataron muy bien”.
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