REDACCIÓN ELONCE
La Navidad solidaria volvió a ser el eje de una profunda reflexión social en el programa El Ventilador, donde referentes de distintas organizaciones comunitarias compartieron experiencias, diagnósticos y emociones vinculadas al trabajo territorial que sostienen desde hace años en los barrios más vulnerables de Paraná. Anabella Albornoz, integrante de Suma de Voluntades; Matías Julio, organizador de una tradicional caravana navideña en San Agustín; y Josefina Milocco, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, coincidieron en que la solidaridad no reemplaza al Estado, pero sí sostiene a miles de familias frente a una crisis que atraviesa generaciones.
Desde distintos espacios, todos ellos protagonizan acciones que se multiplican cada diciembre, pero que tienen continuidad a lo largo del año. Regalos, alimentos, recorridas barriales y mesas navideñas son apenas la expresión visible de un entramado social mucho más profundo, construido con años de presencia territorial y vínculos comunitarios.
La conversación estuvo atravesada por una idea común: la Navidad solidaria no es solo un gesto material, sino un mensaje de esperanza colectiva, especialmente para las infancias, que hoy son —según coincidieron— las más golpeadas por la crisis económica y social.
Un legado familiar que recorre los barrios
Matías Julio relató con emoción cómo nació la caravana navideña que desde 2011 recorre San Agustín y zonas aledañas. “Esto lo comenzó mi papá. Arrancó con cuatro manzanas en el barrio a traer una camioneta repartiendo bolsitas de caramelo. Se fue extendiendo hasta abarcar todo lo que es San Agustín, Anacleto Medina, Gaucho Rivero, La Floresta y Paraná XVI”, contó, destacando que la iniciativa creció de manera autogestiva y sin banderas políticas.
El relato se vuelve aún más profundo cuando Julio recuerda el momento en que su padre le pidió continuar con la tradición. “Cuando él se enfermó de cáncer me dio el legado. Cuando me pongo el disfraz es como que estoy con él. Él está repartiendo los juguetes”. Cada 24 de diciembre, la caravana recorre durante cuatro horas distintos barrios, repartiendo cerca de 4.000 bolsas de golosinas, acompañada por vecinos, batucadas y voluntarios.
Para Julio, la experiencia va mucho más allá de lo material. “La gente está necesitada de mucho más que una cuestión material”, reflexionó, al recordar visitas espontáneas a hogares de adultos mayores y encuentros que surgen en el camino. La acción se sostiene, además, con una fuerte impronta comunitaria: “Sale toda la familia y los vecinos a casa y hay una bienvenida también”.
Universidad, militancia y territorio
Desde otro lugar, pero con una lógica similar, Josefina Milocco explicó el trabajo que impulsa el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación en el marco de la Navidad solidaria. “Nosotros, desde el centro de estudiantes, no solo militamos en el centro de estudiantes, sino también en organizaciones políticas”, señaló, detallando el acompañamiento a merenderos, comedores y espacios de apoyo escolar en distintos barrios de Paraná.
Milocco remarcó que la universidad tiene un rol estratégico para visibilizar realidades que muchas veces quedan fuera del debate público. “Decidimos ocupar a veces este lugar estratégico que tienen las universidades o los centros de estudiantes universitarios”, explicó, y subrayó que las iniciativas no surgen desde afuera, sino desde los propios vecinos que se organizan ante la falta de recursos.
En ese sentido, fue contundente al señalar que las acciones solidarias no pueden ni deben reemplazar al Estado. “No reemplazan acciones del Estado. sino las acciones necesarias del Estado, que el Estado no las hace por solidaridad sino que las tiene que hacer por obligación”, afirmó, planteando la necesidad de construir políticas públicas desde el territorio y con sensibilidad social.
Una situación social crítica
El diagnóstico más crudo llegó de la mano de Anabella Albornoz, referente de Suma de Voluntades, una organización que lleva más de 15 años trabajando con infancias y familias en situación de vulnerabilidad. “La verdad que la situación es crítica, lo vemos en lo cotidiano en los territorios”, expresó, y enumeró indicadores alarmantes: “Las heladeras están vacías”, en relación al aumento del consumo problemático en infancias, la deserción escolar y los índices de delito.
Albornoz fue clara al señalar que, si bien la crisis atraviesa a toda la sociedad, “obviamente se ve más exacerbado en los sectores de mayor vulnerabilidad”. Por eso, insistió en que “hoy lo urgente es acompañar con políticas integrales a las infancias y a los territorios”.
Consultada sobre el vínculo entre política y territorio, sostuvo: “el termómetro diario se va perdiendo atrás de un escritorio”, y remarcó la importancia de construir “de abajo hacia arriba escuchando la voz de cada uno de los vecinos”.
La esperanza como horizonte colectivo
A pesar del diagnóstico adverso, el mensaje que atravesó toda la entrevista fue de esperanza. “Creemos que la salida es colectiva”, afirmó Albornoz, recuperando el espíritu solidario que emergió durante la pandemia. “Siempre que haya una persona que crea en un nosotros hay esperanza”, agregó, destacando el valor simbólico de la Navidad solidaria como espacio de encuentro y reconstrucción comunitaria.
Suma de Voluntades moviliza actualmente a unos 300 voluntarios, aunque —según aclaró su referente— son muchos más los que colaboran indirectamente. “Creo que todos de una manera transformamos realidades y muchas veces no nos damos cuenta”, reflexionó.
El trabajo no se limita a diciembre. “Nosotros trabajamos los 365 días del año”, explicó Albornoz, reforzando dispositivos de cuidado durante las vacaciones, cuando las infancias quedan más expuestas. La campaña navideña, sin embargo, tiene un valor especial. “Es la historia más linda del año”, dijo, al recordar cómo los chicos volvieron a creer cuando sus deseos fueron escuchados.
Más allá del regalo
En uno de los pasajes más emotivos, Albornoz relató cómo las cartitas de Navidad trascendieron lo material para convertirse en un mensaje hacia los adultos. “Esto tiene que trasciende el regalo. Esto tiene que ver con los deseos de los gurises”, sostuvo, subrayando la importancia de validar los sueños en contextos de extrema vulnerabilidad.
El aprendizaje, según la referente social, tiene que ver con la mirada y el sentido colectivo. “Creo que el mayor aprendizaje tiene que ver con el poder de la mirada”, afirmó, y citó una idea que resume el espíritu de estas acciones: “El todo por encima de las partes”.
La Navidad solidaria, coincidieron los entrevistados, no resuelve la pobreza estructural, pero sí construye lazos, genera presencia y devuelve dignidad. En palabras de Matías Julio, el deseo para el próximo año es simple pero profundo: “Disfruten de la familia porque es un pilar fundamental para todo”. Un anhelo que, en cada barrio recorrido, se transforma en abrazo, encuentro y esperanza compartida.