REDACCIÓN ELONCE
Julio Alegre es uno de los primeros ladrilleros de Paraná que, a causa de su trabajo, comenzó a sufrir dolor por una hernia en su espalda hace ya cinco años. Su situación se dificultó y empezó a necesitar ayuda de médicos para solucionarlo.
“Cada vez, me siento peor y ahora que estoy haciendo todo para operarme no he juntado el dinero suficiente”, sostuvo. Sin, embargo, se mostró esperanzado: “Sé que hay mucha gente que es buena, está viendo en estos momentos y espero que me ayude”. A su vez, aclaró: “Pido ayuda para aguantarme estos tres meses, para que no me corten la luz, para que mis hijos sigan yendo a la escuela. Hay un montón de cosas que no quiere dejar atrás. Por eso pido ayuda”.
Alegre detalló su historia ligada al trabajo: “Empecé a los 10 años, que había hombres grandes. Como soy una persona con padres separados, antes de ir a la calle, llegué a los hornos y me dijeron ‘quedate a vivir con nosotros’. Ahí empecé a cortar 200, 300 y 400. Para los 14, ya cortaba 2.000 ladrillos diarios”.
“Me pueden ayudar con lo que puedan. Si no me creen, que se vengan acá al horno y vean la situación de uno. Me animé a hacer esto porque soy uno de los más viejos y no quiero morir como los demás con dolores”, sostuvo.
Además, precisó por qué no desea cambiar de oficio: “El horno es mi locura. Siempre lo dije. Soy nieto de ladrillero y seguimos ahí”. También recordó cuando le entregó un ladrillo al Papa Francisco.
Para localizarlo, se encuentra en calle Miguel David y Pedro Martínez. Para colaborar con la causa, pueden ayudar al alias CLIMA.LENTE.MIEL