El 2 de enero EE.UU. lanzó un ataque en el aeropuerto internacional de Bagdad que terminó con las vidas del mayor general iraní Qassem Soleimani, el líder de Kataib Hezbolá y de las Fuerzas de Movilización Popular, Abu Mahdi al Muhandis y con las vidas de otras 10 personas.
El Pentágono anteriormente confirmó el asesinato de Qassem Soleimani "bajo la dirección" de Donald Trump.
Desde el Pentágono han sostenido que "el ataque tenía como objetivo disuadir futuros planes de ataque iraníes", y han acusado a Soleimani de "desarrollar activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Irak y en toda la región". "EE.UU. continuará tomando todas las medidas necesarias para proteger a su gente y sus intereses en cualquier parte del mundo", han concluido.
Por su parte, el presidente de Irán, Hasán Rohaní, declaró que Teherán y otras naciones de la región "vengarán" el asesinato de Soleimani y aseguró este sábado que EE.UU. "no se da cuenta del gran error que ha cometido" mientras visitaba la casa del difunto para presentar los respetos a su familia.
La nación norteamericana "verá las consecuencias de su error no solo hoy sino también en los años venideros", ha adveritdo el mandatario.
"Los enemigos de la nación iraní estaban muy enojados por los esfuerzos y planes del general Soleimani para la estabilidad y seguridad regional, porque los planes de los enemigos serían revelados muy pronto por su sabiduría y planificación. Por eso lo asesinaron", precisó Rohaní.