Internacionales La mayor catástrofe del país

Se cumplen 20 años de la tragedia aérea de Fray Bentos que dejó 74 muertos

El vuelo 2553 que iba de Posadas a Buenos Aires, se encontraba a 70 kilómetros de Gualeguaychú y se desvió de su ruta para escapar de una fuerte tormenta. Las causas de la catástrofe y, los avances. Imágenes y fotos de esa época.

Se cumplen este martes, 20 años de la mayor tragedia aérea de Argentina y Uruguay. El 10 de octubre de 1997 el vuelo 2553 de la compañía Austral tenía previsto unir Posadas con Buenos Aires.
Pero por una intensa tormenta y una serie de fallas técnicas y humanas ocurrió un accidente en el que los 5 tripulantes, 69 pasajeros y la propia aeronave fueron literalmente pulverizados al estrellarse en campos de la estancia La Garita, entre la ruta 20 y el Río Negro, a 65 kilómetros de Fray Bentos.
El DC9 impactó con tanta fuerza que se hundió en el suelo unos 15 metros, de acuerdo a la investigación realizada por la Fuerza Aérea. Es el accidente con más víctimas fatales en la historia de la aviación comercial de nuestro país.
La explicación de un perito
"Fue a consecuencia de la tormenta, es lo que recuerdo luego de todas las conclusiones de la Fuerza Aérea y la lectura de la caja negra, (encontrada después de realizar excavaciones durante varios días)" sostiene el ex juez Silvestre Barreda, que durante años trabajó en la investigación del accidente.
"Le recomendaron a los pilotos en Posadas que no salieran, que el servicio meteorológico preveía una tormenta en esta zona, pero ellos creyeron que podían eludirla. Cuando se encuentran con la tormenta (con formación de cúmulos nimbus) sufren el congelamiento de los tubos de pitot, que son instrumentos elementales para la medición de velocidades de flujo de gases, y proporcionan así información clave para el desarrollo del plan de vuelo. Al suceder eso, perdieron el dominio de la aeronave y se vieron en la necesidad de apoyarse sobre una carta con las coordenadas, pero el procedimiento fracasó. Tal es así que el capitán del avión, en un momento determinado, le dice al copiloto, con un insulto, que se elevara, que se elevara", recuerda Barreda.
Sin ubicación y con velocidad
El piloto del vuelo 2553 perdió contacto con los radares argentinos y uruguayos a las 22.23. Se encontraba a 70 kilómetros de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú y se había desviado de su ruta para escapar de una fuerte tormenta.
La caída de la aeronave en una de las márgenes del río Negro, a 32 kilómetros de la localidad uruguaya de Fray Bentos.
En el voluminoso expediente que pasó por su despacho de Fray Bentos se dice que en los instantes previos a estrellarse, "habían perdido toda noción de dónde estaban, venían a una gran velocidad y es por eso que la gente que lo vio dijo que se venía prendiendo fuego, cuando en realidad lo que vieron era la luz que producía la fricción de los metales con la velocidad que traía el avión", explica Barreda mientras mira al suelo.
Pocas huellas
El ex magistrado, ya retirado de las actividades oficiales, volvió a la zona al cumplirse 20 años del accidente. Allí prácticamente no se distingue el área que él había delimitado judicialmente para que los familiares de las víctimas pudieran recordar a los fallecidos.
Inmerso en una zona de bañados, de difícil acceso, el monte natural fue ganando terreno año tras año, ocultando un lugar que fue de recogimiento.

Lo que todavía se mantiene en pie es el memorial construido sobre ladrillos con los nombres de las 74 víctimas y las placas de bronce.
Una cruz de madera y otros elementos como jarrones y flores fueron arrasados por lluvias, temporales y grandes crecientes del río.
Además, cuando se reparó la Ruta 20, la empresa constructora retiró el cartel de vialidad que indicaba el lugar de la tragedia del avión de Austral.

Imágenes de 1.997:
La nómina de las víctimas
La lista de pasajeros fallecidos es la siguiente: Achino, Viviana; Agostinelli, Cristian; Arcamone, Miguel; Arrejoria, Estela; Badano, Andrés; Barberis, Aldo; Barella, Raúl; Beratti, Silvia; Bertoni, Mario; Bertoni, Juan; Bertoni, Jesús; Bertoni, Graciela de; Bolongaro, Víctor; Bondarenco, Miguel; Bondarenco, Erick; Bracconi, Osvaldo; Carranza Conte, Guillermo; Cassinelli, Carlos; De Agostino, Mario; De la Rúa, Gustavo; Di Pardo, Julio; Dukievich, Ana; Elizondo, Ricardo; Filippo, Cristina; Forner, Jesús; Frigerio, Edmundo; Fuentes Aldo; Fusse, Mario; Guzmán, Liliana; Habib, Héctor; Heuer, Cristina; Huidobro, Maximiliano; Iceta, Fernando; Kohen, Raúl; Lagroteria, Francisco; López Ledo, Alberto; Mancini, Viviana; Maruca, Miguel; Mazza, Alberto; Mazza, Celia; Mele, Marcelo; Méndez de Amaral, José; Meurice, Claudio; Moore, Ronaldo; Mosquera, Julián; Nicolet, Carlos; Nicolini, Carlos; Novoa, Rocío; Peterson, John; Poblet, Ricardo; Politzer, Alejandro; Posse, Federico; Reyes, Daniel; Rodríguez, Rita; Rosso, Flavio; Saravi, Augusto; Satz, Marcos; Schulte, Gustavo; Sierra, José María; Silverio Quintana, Teresa; Sosa, Gustavo; Sterman, Brian; Suárez, Héctor; Taboada, Claudia; Wem, Alfredo; Williams, Rubén; Zampino, Ana María, y Zhentek, Silvia.

Personal de a bordo
La nómina se completa con la siguiente tripulación
: Cécere, Jorge (comandante); Núñez, Horacio (primer oficial); Trotta, Susana (comisario de a bordo); Rumachella, Bibiana (primer auxiliar), y Alvarez, Fernando (segundo auxiliar).
Sin visitas de familiares
Juan Segredo, encargado del establecimiento La Garita, reconstruye la noche del 10 de octubre de 1997.
"Recuerdo el ruido que hizo el avión en medio de una gran tormenta. Los perros ladraban y se sintió un zumbido tremendo cuando cayó", recuerda el capataz que por ese entonces se encontraba en otro puesto de la estancia.

Segredo cuenta que actualmente los familiares de las víctimas casi no visitan más el lugar.
"Últimamente venía una sola persona que ya tenía 80 años y hace tres años que ya no viene más. Ese hombre era el único que en cada aniversario traía flores, las dejaba en el portón o antes de llegar a la estancia si la crecida del río no le permitía llegar", afirma el encargado de la estancia.
Hasta la semana pasada, y durante un mes, el lugar estuvo prácticamente inundado. Eso podría quizás, por tanta agua acumulada, ocasionar la reapertura de aquel cráter que dejó la caída del avión.
Pedazos del avión
Para llegar al memorial se accede por La Garita, pero en realidad la aeronave de Austral se desplomó en un campo vecino, donde trabaja el peón rural Wilson Ayala, que hace 25 años conoce la zona.
"Cuando cayó el avión yo no estaba acá, pero cuando llegamos solo encontramos pedazos del avión por todos lados. Incluso hasta ahora hay fragmentos del fuselaje pero no se ve por los pastos", precisó Ayala, quien durante años ha ayudado a cruzar en tractor si la zona está inundada como ahora, en unos 150 metros a la redonda.
Ayala tiene grabado a fuego, días enteros en los que compartía el dolor de gente extraña.
"Muchas veces los encontré ahí llorando por sus familiares y como uno es un ser humano lo menos que hacía era acompañarlos en medio de tanto dolor", concluye el peón.
Reabrirán el caso con 26 acusados
A partir del 12 de abril de 2018 se realizará en Argentina un juicio por la tragedia del avión de Austral. Hay 26 acusados, entre ellos ex jefes de la Fuerza Aérea y ex directivos de la firma, por entonces operada por Iberia, informó Página 12.
La acusación estará a cargo del fiscal Juan García Elorrio, y las penas podrían ser por "estrago doloso", un delito que tiene un máximo de hasta 20 años de prisión.
En las dos décadas que pasaron desde el accidente, la causa pasó por tres juzgados federales, y en palabras del juez Sebastián Ramos se trató de un "atentado contra la seguridad de las naves o aeronaves".

Los acusados son ex directivos de la empresa que en aquel momento dependía de la española Iberia y ex integrantes de la Fuerza Aérea Argentina.
Se trata de establecer si entre las causas que originaron el accidente aéreo cabía asignarles responsabilidad a los encargados de la empresa y a los responsables de la Seguridad Aerocomercial de la Nación. Los querellantes consideran que el DC9/32 no estaba en condiciones de volar.
Para Ramos hubo "incumplimiento de los roles asignados a cada uno de los responsables" y eso permitió "configurar una situación tal que generó la tragedia a la que todos los involucrados hicieron su aporte".
El análisis científico de lo ocurrido determinó que el factor preponderante fue que "la autoridad aeronáutica, en ese momento en manos de la Fuerzas Aérea, había habilitado un avión sin una alarma que era obligatoria bajo las reglamentaciones vigentes en Argentina.
La Fuerza Aérea en la mira
Cuando ocurrió la caída del avión de Austral en Fray Bentos, Enrique Piñeyro era el investigador de accidentes designado por la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas y por la Federación Internacional de Pilotos de Líneas Aéreas. Según él, en el nuevo juicio a realizarse en Argentina en abril de 2018, sería importante que se tuviera en cuenta el informe que aportó en la causa el inspector general de la Fuerza Aérea, brigadier Eduardo Bianco, aunque señaló que tiene entendido que ese documentos se había extraviado.
"La verdad es que dudo que se llegue a hacer justicia", sentenció Piñeyro, quien piensa que después de 20 años sigue existiendo una gran complicidad para no determinar culpables.
La opinión de los expertos
En estos veinte años, señalan distintos expertos en aviación aerocomercial, la tecnología ha hecho de los aviones un medio de transporte más seguro que en 1997. Las ineficiencias, destacan, ocurren en la infraestructura y en los controles de seguridad que deben ejecutar las empresas y el Estado.

"Tras lo ocurrido en Fray Bentos, la aviación dejó de depender de la Fuerza Aérea y eso es un gran logro: hoy la autoridad es completamente civil. Desaparecieron así las presiones que la Fuerza Aérea ejercía hacia los pilotos a través de las habilitaciones médicas. Pero aún así, sería muy tibia mi afirmación de que hubo importantes mejoras en la aviación aerocomercial: las naves son segurísimas, pero hay problemas en el entorno en el que operan, en la instrucción que reciben los profesionales y en las políticas de seguridad de las líneas aéreas y el Estado", sostiene Enrique Piñeyro, ex piloto y cineasta.
Volar es más seguro
Franco Rinaldi, consultor aerocomercial, reflexiona: "Volar es mucho más seguro que hace veinte años. La tecnología aérea ha cambiado mucho y, por ejemplo, los sistemas de alarma que fallaron en Fray Bentos son ahora digitales, más precisos, dan más tiempo para reaccionar. Pero las mejoras no son porque Argentina haya hecho cambios estructurales, diría que hizo poco".
En el caso del avión de Austral que se estrelló en Uruguay, las pericias determinaron que fallaron las luces de alarma que debían alertar sobre el funcionamiento de los velocímetros. "En esos aviones, fallaban luces siempre y eso hacía que los pilotos no prestaran la debida importancia y que, por esas fallas, tomaran decisiones erradas: ahora ha mejorado la instrucción", sostiene Rinaldi. Fuente: (Clarín-LaFraybentina-La Nación).-
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