Armenault tiene 52 años y cambió su vida cuando decidió escuchar a su corazón. Conoció el running de adulto y, a los pocos años, pese a entrenar como un amateur, se encontró corriendo ultramaratones (de 150 a 350 kilómetros) en los lugares más increíbles y peligrosos, desde el Desierto de Sahara hasta una mina 850 metros bajo tierra, pasando por el Amazonas o el Polo Sur.
Pero el verdadero cambio se dio cuando dentro suyo sintió la necesidad de ayudar. Tanto que renunció a su trabajo de director comercial de una empresa y se dedicó a construir el proyecto (SA18) con el que hace donaciones por cada kilómetro que recorre.
"Hace seis años armé mi ONG `Un kilómetro, una sonrisa`. Dono por cada kilómetro que corro a merenderos, hospitales, geriátricos y colegios. Quiero llevar este mensaje, que superarse es ganar, quiero mostrar que en la sociedad en que vivimos que es súper exitista, es como que tenés que ser campeón o sos un fracasado", destacó, en diálogo con Elonce TV.
Armenault se animó a aconsejar: "Sentite el campeón del mundo de tu proyecto, haciéndolo a tu medida y dentro de tus posibilidades. Si no, en esta vida existista, nos vivimos comparando y nunca llegamos a nada. Sé feliz haciendo lo que te apasiona, que para mí es el gran desafío que tenemos en la vida. No hay edad para encontrar ese lugar en la vida", dijo.
La nota completa: