Aquella madrugada un hombre que trabaja como preventista fue a la comisaría octava a averiguar por qué, un rato antes, habían allanado su vivienda, ubicada en la zona de avenida Ramírez y Laurencena. Le dijeron que ellos no habían sido ni tampoco sabían nada al respecto. Por eso, se dirigió hacia la Policía Federal, donde menos aún tenían idea alguna del procedimiento. Luego fue hasta la Dirección Toxicología, en la cual los policías de esta área le informaron que a ellos no le habían ordenado realizar ninguna requisa esa noche. Finalmente, el hombre fue hasta la Dirección Investigaciones, y habló con personal de Homicidios por la misma inquietud. Recibió la misma respuesta, por lo cual le aconsejaron radicar la denuncia en la Fiscalía. La víctima contó que en total eran seis hombres los que ingresaron a su casa, tenían gorras y camperas con la sigla PER, y dijeron ser policías de Investigaciones, con una orden para allanar el domicilio. No le habían dejado ninguna copia del supuesto oficio ni tampoco se lo hicieron firmar.
Luego de maniatarlos con precintos, revisaron toda la casa, le sustrajeron una escasa suma de dinero, una tablet, un celular y habían bajado de la pared un televisor LED, pero no se lo llevaron.
La víctima describió al que daba las órdenes como de pelo largo atado, a otro con "chiva" en la pera y de otro refirió que estaba en estado de ebriedad o drogado.
En la investigación hallaron una huella del primer sospechoso en el televisor que no se habían llevado. Luego dieron con un vecino que aquella noche había llamado al 911 porque había visto una camioneta y un auto Renault 9 en pésimo estado con varios hombres a bordo, y pensó que andaban en algo raro.
Por esto, buscaron en el registro de los videos de cámaras del 911 así como particulares de viviendas y comercios y de la Municipalidad de Paraná y los identificaron. Luego los localizaron, comenzaron a seguirlos y pudieron identificar al segundo sospechoso: el de pelo largo. Así pudieron dar también con el tercero y al cuarto lo localizaron a partir del seguimiento del celular robado. El mismo se encontraba en poder de un sobrino del asaltante, quien se encontraba con prisión preventiva domiciliaria por una causa de violencia de género contra su expareja. En los allanamientos realizados por la División Homicidios el jueves secuestraron los dos vehículos mencionados, así como el teléfono robado, los celulares de los acusados y una escopeta calibre 12 con municiones, la cual no tenía documentación.
Los cuatro quedaron a disposición de la Fiscalía: a dos de ellos los trasladaron hacia la Alcaidía de Tribunales y a otro lo identificaron y quedó en su vivienda porque era el que tenía arresto domiciliario. El restante, G.A.N., el docente de la Uader, quedó debidamente identificado. Todos fueron imputados, mientras se avanza en causa hacia el juicio. Fuente: (Uno).-