Molina tenía pelo largo y vestía zapatillas rosas, una calza gris y una campera deportiva azul. Mientras la policía y la fiscalía tomaban sus huellas dactilares, una mujer de 36 años se presentó en el lugar con el DNI de su hija, entre otros datos y características físicas, lo que permitió identificar a la víctima.
En tanto, los peritos encontraron en la escena del crimen marcas de arrastre del cuerpo y huellas de una moto, lo que abona a la hipótesis de que a Rocío la mataron en otra parte y de que su cuerpo fue "plantado" en San Andrés.