Fueron semanas de angustia y de llanto para el pequeño Gustavo que ya no podía escuchar música ni tampoco percibir la voz de sus padres y amigos. Ante esta situación, los vecinos de su pueblo, de apenas 11.000 habitantes, se organizaron para hacer una colecta. Organizaron un exitoso sorteo y se consiguió reunir la cantidad necesaria para reparar el aparato, gracias al boca a boca y la difusión en redes sociales. Juliano, el padre de Luiz Gustavo, pensó que lo menos que podía hacer era grabar en vídeo el momento en que su hijo recuperaba el oído y compartirlo a modo de agradecimiento.
"Luiz Gustavo pasó unas semanas sin poder escuchar, pero para él fue como una eternidad. El momento en que pudo escuchar mi voz de nuevo no tiene precio", dijo su padre a medios locales.