Los paneles fueron instalados a modo de prueba, y si resultan efectivos se extenderían a otros puentes víctimas del entusiasmo de parejas que desde el año 2008 sellan su amor con cerrojos y tiran la llave al agua.
Además de generar contaminación visual y ambiental, esta moda de un romanticismo dudoso representa un verdadero peligro para la Ciudad del Amor: en junio pasado una de las parillas de metal del Pont des Arts se cayó por el peso de los candados.
Cada reja lleva alrededor de medio tonelada de candados, cuatro veces la carga máxima tolerada, lo que puede dañar toda la estructura del puente peatonal inmortalizado por Cortázar en Rayuela. Y cuando las autoridades cambian una reja, ésta se convierte automáticamente en blanco de los enamorados, como se puede ver en este time-lapse del diario Le Monde.
La ciudad indicó que ya tuvo que retirar unos 15 paneles y estimó en 700.000 los candados instalados en los últimos meses. En agosto, lanzaron una campaña de comunicación para incitar a las parejas a inmortalizar su amor con "selfies" en vez de cerrojos y publicarlas en las redes sociales con el hashtag #lovewithoutlocks (amor sin candados).
Los paneles de plástico también pueden verse como un consejo de París para los enamorados que recorren sus calles: más que encadenarse al amor, hay que lograr una relación libre y transparente.