
Según explicó el magistrado encargado del Juzgado N°6 de Villa Gesell en diálogo con Infobae, su vínculo con la causa comenzó cuando recibió un llamado del fiscal en turno, Walter Mércuri, el mismo 18 de enero, a las 7 de la mañana. "Eran chicos atacando en patota a una sola persona en un lugar donde debía haber diversión", expresó Mancinelli. Tras adentrarse en la causa, el juez conoció de cerca la historia de Fernando y de sus padres, Silvino y Graciela. "Antes de venir a Villa Gesell les había enviado un mensaje muy lindo a sus papás, les había dicho que se queden tranquilos, conocimos el trabajo social que hacía, su beca en el colegio que había obtenido", agregó.

"Es fundamental que cada juez tome cada causa con empatía. Sin empatía no se puede analizar. El dolor tiene que ser sagrado para la Justicia", añadió el funcionario judicial.
En este sentido, la tecnología jugó a favor para esclarecer como se llevaron a cabo los hechos. "En este caso en concreto, gran parte de las pruebas surgió de las cámaras y de los teléfonos celulares de personas que grabaron secuencias del hecho, así como de los celulares de los acusados. Uno, incluso, grabó parte del ataque mortal", remarcó.

"Comprendo el dolor que pasó Pablo y toda su familia, pero era una medida necesaria en ese momento", manifestó.
