La ambulancia llegó a su casa el 15 de mayo pasado y la trasladó al nosocomio. Desde ahí y tras confirmarle por hisopado que padecía Covid 19, “se desató su lucha” por vivir.
Cuando despertó, “miré para todos lados y me encontré que estaba entubada; en ningún momento intenté sacarme nada, vi que estaba con una traqueotomía. Estaban mis hijas, a una de ellas le pregunté que me había pasado, le pregunté si había tenido un accidente en la moto, nadie me contestaba nada hasta que en un momento me dijo que todo eso era producto del Covid”, dijo. Pero eso no fue todo lo que le sucedió: “Se me complicó con una bacteria, y luego con otra; tuve unas seis bacterias intrahospitalarias”.
El 12 de agosto la llevaron al CAICE. “No podía caminar, no movía las piernas, estaba muy hinchada. En kinesiología hacía lo que podía, intentaba mover las manos. De a poquito fui recuperándome, y de un día para el otro me dije ‘Yo puedo’, solita me saqué la silla de ruedas, empecé a prenderme de las paredes. Solita empecé a caminar, pero fue como cuando uno aprende a caminar, como lo hace un bebé”, detalló la mujer.
Mencionó que el Covid le afectó los nervios de un brazo y los dedos. “En terapia ocupacional trabajamos todo eso. Aún me falta fuerza, por eso tengo que seguir con la rehabilitación en el hospital de día”, destacó.
¿Cómo fue el ‘volver a casa’? “No me esperaba este recibimiento. Cuando vi todo esto fue una emoción muy grande, estaba toda mi familia, los vecinos. Les digo gracias por no abandonarme, en el momento en que yo más los necesité, ellos estuvieron: mis cuatro hijos no me dejaron faltar nada, el papá de mis hijos los cuidó”, aseveró, acotando además el “enorme agradecimiento a “todo el personal del hospital San Martín y del Caice”.
