Según la artista, le practicaron un aborto en abril de 1992. "Fui al consultorio privado de un médico conocido por ser el jefe de obstetricia de un reconocido hospital público. Él me dio las recomendaciones y yo le di la plata", relató Muriel.
"El 4 de abril fui con mi mamá y mi hermana a su departamento de Santa Fe y Azcuénaga, donde realizaba las intervenciones. Era interno, totalmente oscuro, nos sentamos a esperar en el living mi mamá, mi hermana y yo. Al rato salió una chica de unos 15 años con su mamá. Luego, una mujer con un ambo verde apareció y dijo mi nombre. Me despedí de mi mamá y mi hermana", agregó. Contó que le prepararon una habitación que contenía otra puerta que comunicaba con el quirófano, que, según su relato, era la cocina del lugar. "Lo único que había en el espacio era una camilla ginecológica. 'Esto va a ser muy rápido, quedate tranquila', me dijo el médico", recordó Muriel.
"Aparecí al rato en otro lugar con mi mamá y mi hermana tomándome las manos. El médico se acercó, me dio un beso y me dijo 'ya pasó'", recordó."Yo tenía una mamá, una papá, una hermana, un trabajo, mis estudios, y conseguí la plata. No tuve que recurrir a una sonda, una aguja de tejer, ni a un sucucho sórdido sin asepsia", indicó Santa Ana, en referencia a los métodos utilizados para un aborto clandestino.
La actriz reflexionó: "Yo no deseaba ser madre forzadamente. No deseaba inscribir mi cuerpo en el orden simbólico de la maternidad por imposición".
Muriel fue dura contra aquellos que están en contra de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. "Acá, por lo que he visto, no se trata de debatir sobre los límites de la vida y de la muerte, porque entonces tengo una pregunta para hacerles, sobre todo a aquellos que no han tomado posición: ¿qué significa para ustedes una mujer muerta?", manifestó.
"Acá se trata de aborto clandestino o aborto legal. El aborto existe, existió y existirá, legislen ustedes lo que legislen. Y sepan que si este proyecto fuera rechazado, llevarán de por vida sobre sus espaldas las muertas que produzca la industria del aborto clandestino", concluyó Santa Ana.