Aranda nació en Vera y desde hace algunos años reside en la ciudad de Santa Fe. Estudió en la Escuela de Policía de donde egresó en 2012. Tras deambular por distintos destinos finalmente recaló en la subcomisaría 10ª de la localidad de Murphy, en el sur de la provincia de Santa Fe.
Lo que nunca imaginó este humilde servidor es que dicho lugar le tenía preparada la experiencia más dramática de su vida.
Gritos en la calle
"El lunes a la mañana nos encontrábamos de recorrida con mi compañera entregando citaciones. De pronto, vemos en medio de la calle a una mujer que pedía auxilio a los gritos. Decía que su hija había caído a una pileta y se había ahogado", recordó Sergio.
"Voy al encuentro de la mujer y le pido que me indique donde quedaba su casa. Pero no fue algo fácil, porque estaba muy conmocionada. Finalmente, me dijo que era a unos 50 metros. Sin dudarlo salgo corriendo hasta el lugar", agregó.
Morada y con los ojos para atrás
Más adelante, Aranda detalló la terrible escena que encontró cuando arribó a la vivienda.
"Ingreso a la casa y llego hasta el fondo del patio donde hay una pileta. Veo que al costado hay una niña que ya estaba sin signos vitales. Tenía los labios negros, los ojos para atrás y estaba completamente morada. De inmediato, comienzo con las maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar) insistiendo durante varios minutos hasta que veo que comienza a expulsar agua por la boca.
Uno ahora se da cuenta de cuánto valen esas capacitaciones
"Quería verla de nuevo"
Superado el momento más extremo, la niña fue trasladada luego hasta el hospital Alejandro Gutiérrez, de Venado Tuerto. Pero no todo terminó allí. Porque el drama caló hondo en la persona del suboficial que solicitó ver a la niña.
"Por cómo se dieron la cosas yo también quedé conmocionado. Entonces, a la noche desde la comisaría me comuniqué con la madre para enterarme el estado de la niña. Ella me dijo que estaba muy bien. Y que al otro día le iban a dar el alta. Le pedí por favor que me la lleven, que la quería ver y saludarla".
Finalmente, Sergio recibió la mejor de las visitas. En la comisaría apareció Agustina, llevando en brazos a la protagonista de esta historia, la pequeña Emma.
"¡ Fue un encuentro hermoso! Yo le hablaba y la chiquita sonreía. La madre le explicaba lo que había pasado y me decía que iba a estar toda la vida agradecida", rememoró Sergio quien además reveló que es padre de un nene de 2 años y otro de 9.
Por último, Sergio destacó la importancia que tienen los cursos donde aprenden cómo intervenir en situaciones de emergencia.
"Uno ahora se da cuenta de cuánto valen esas capacitaciones. Te permiten salvar vidas. Ayer, les dije a mis compañeros de servicio que esto que pasó es inolvidable, lo voy a llevar conmigo durante toda mi vida", culminó. (El Litoral)