
“Nunca creí estar denunciando a alguien por violencia de género. Quiero ser la última”, redactó Úrsula, quien fue encontrada por el personal del SAME con múltiples heridas en el cuello y en la espalda. Medios locales de Rojas hablan de más de 30 puñaladas y de un femicidio con saña, aunque las fuentes consultadas por este medio señalaron que el número exacto de heridas se establecerá con la autopsia.

“Ya lo denuncié. Estoy en la comisaría todavía”, dijo aquel día. “Deciles que necesitás custodia. Cambiá el número, tengo miedo por vos”, le respondió una de sus amigas. Úrsula respondió: “Yo también tengo miedo”.
En ese mismo chat, la víctima indicó que Martínez se había enterado por Twitter de lo sucedido y que le estaba “diciendo de todo”. El 16 de noviembre de 2020, Úrsula había decidido enviarle a una de sus amigas todos audios y las fotos que probaban la violencia sufrida.

“Úrsula avisó, fuimos a hacer la declaración y les chupó un huevo. Nos dieron un papel de mierda y nada más y hoy mi amiga está muerta. Ojalá se haga justicia por ella y por todas”, tuiteó Milagros, una de sus amigas, desde su cuenta de Twitter, en donde también agregó una captura de pantalla con mensajes que ella le había mandado.

“Estoy temblando. No me respondas nada de lo que te digo. Me re cagó a palos mal. Y esta vez fue muy posta”, le relató Úrsula a otra amiga el 19 de noviembre pasado.
“Nadie nos quería decir que nuestra hija estaba muerta y me trataron como a una delincuente. Me pusieron esposas, estoy toda machucada por la forma en que me trataron, y fue un varón, aunque no le pude ver la cara porque me tiraron al suelo”, dijo este mediodía Patricia, su madre.
“Este hijo de puta me la manoteó y la apuñaló, cuando ella pidió auxilio la Policía no actuó. ¿Por qué esperaron a que mi hija estuviera en una morgue?”, se preguntó la madre de la joven.

“Nos contaron todo y fuimos a la Comisaría de la Mujer de Rojas, donde nos tomaron la denuncia”, explicó. También dijo que el 1 de febrero Martínez violó la perimetral que le habían impuesto en un episodio en el que llegó a fotografiarlo con su celular.
“Tenía fotos en la puerta de mi casa y no hacían nada, pedía por favor porque no quería que fuera una menos, que no me la tocaran y la salvaguardaran”, recordó entre lágrimas.