Detectives que trabajan en el caso indicaron a TN que el asesino la habría ahorcado con un trozo de tela que todavía colgaba del ventilador de la habitación del hotel R8, cuando la Policía Científica ingresó a la escena.
El cuerpo estaba tendido de costado, en la cama y debajo de una sábana negra. Al escapar, el homicida dejó una de sus zapatillas.
Ese detalle puede ser una de las claves del caso: el novio de Fasanella, Brian Arregui, llevaba una tobillera electrónica por orden del Juzgado de Familia Nº5 de San Martín. Una pareja anterior había logrado que la restricción de acercamiento impuesta por violencia de género sea, de esa manera, monitoreada. Ese no era el primer caso en la Justicia que enfrentó Arregui. Ya había sido condenado por haber violado una orden perimetral en un caso previo. De acuerdo al sistema de geolocalización, el presunto femicida se sacó el dispositivo de vigilancia cuando escapó por una ventana del hotel alojamiento. Y, si bien restan conocer los resultados de huellas dactilares y un futuro cotejo de ADN que espera tener en sus manos la fiscal Marcela Costa, diferentes testimonios lo ubican junto a la joven la noche del crimen.
El expediente cuenta con declaraciones que indican que la pareja iba al albergue transitorio una vez por semana o cada 15 días y que Fasanella pagaba con su tarjeta de débito.