Paraná A reciclar también las prendas

Ante el precio de la ropa nueva, aumenta la demanda de los arreglos

“Cada vez me traen más cosas para arreglar”, afirmó a Elonce, Stella Maris. En épocas de crisis todo se recicla y también la ropa. La diferencia entre el costo de una reparación y comprar un jean o una campera nueva, es muchísima.
En tiempos de crisis, todo se recicla, especialmente la ropa. Los costos de las prendas nuevas, desde una remera hasta un jean o una campera, son elevados y si hay que vestir a una familia, se necesita una suma considerable de dinero. Es por ello que muchos optan por recurrir a una costurera y que haga magia con los hilos y retazos.

Stella Maris tiene a su cargo un pequeño taller de confecciones y artesanías en el Barrio 300 Viviendas, llamado Estrella y en diálogo con Elonce afirmó que “cada vez me traen más cosas para arreglar. Ahora están trayendo camperas ya que es mucha la diferencia entre el costo de una reparación y comprar una nueva”.

En esta prenda en particular se hacen cambios de cierres, puños y pretina. Los costos varían según si es una campera de algodón simple, renovar el cierre cuesta 3000 pesos y en el caso de una parka, entre 4500 y 5000 pesos.
El jean es otra de las prendas que más llegan al taller de Stella Maris. “Me piden cambios de cierre porque la clienta me dice que no puede comprarse uno nuevo a 40.000 pesos y sale el 10 por ciento”.

En lo que respecta a las prendas de los más chicos, indicó que el cambio de rodillera es lo más demandado. “Los pitucones están medio caros, por eso opté por comprar la tela de jogging y hacerlo yo, para abaratar costos. La situación está difícil para todos y no siempre se puede comprar nuevo, yo trato de solucionar problemas”.
Dar vuelta los cuellos de camisas y colocación de botones, también están a la orden del día. En el primer caso, la confección tiene un costo de 2000 pesos. “Se que los valores están mucho más en otros lugares, pero soy una costurera social; estamos en una situación donde no se puede comprar nuevo, pero tampoco pagar arreglos tan caros”.

“No tengo horarios, vienen a la siesta o a la noche tarde, un sábado o domingo, pero no me fijo en eso”, asegura Stella Maris y recordó que se sumergió en el mundo de la costura gracias a su hija que la incitó a realizar un curso. “Yo hacía otra cosa, pero me dediqué a esto porque me gusta y me gusta ayudar a la gente, a las necesidades del otro”. Elonce.com

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