Un grupo de ingenieros decidió ponerlo a prueba, para garantizar su seguridad y resistencia. Para ello, utilizaron una maza y un auto cargado con cinco personas a bordo.
Después de unos 150 mazazos, el vidrio se ve astillado, pero no cede.
Así, sus constructores, comandados por el arquitecto israelí Haim Dotan, buscan transmitir tranquilidad a los visitantes que disfrutarán del paseo a partir de julio, cuando sea oficialmente inaugurado.