Si bien ella confesó que no tiene una obsesión con mantener un estado físico impecable, sí le interesa estar lo suficientemente en forma.
Junto a las imágenes de su panza, explicó que prioriza su salud mental y el "sentirme bien" a la hora de ejercitarse. "Nunca fui obsesiva si pesaba más o menos, mientras me entrara el jean yo estaba conforme", argumentó.
No obstante, admitió que "todo cambió, cuando me excedí en el embarazo, 22 kilos" y continuó: "No tienen idea lo que me llevó recuperarme después del nacimiento de Félix. Me llevó años poder bajarlos, sin morirme de hambre, eso nunca", aclaró.
Manifestó que debía tener fuerza para poder alimentar a Félix, su hijo, durante "dos años y medio". Tiempo después, con varias rutinas de entrenamiento y esfuerzo, logró volver a su peso normal. "Hoy, como hábito en la vida apuesto a sentirme bien; entrenando, comiendo sano y a disfrutar de esos ratos para mi y sentirme plena", indicó Capristo.