Mientras Mariano Peluffo comió entusiasmado todo lo que le pusieron en la mesa, Fernando Carlos apenas lo probó y Gabriel Schultz -nuevamente- se dedicó buena parte de la noche a criticar la elección, repitiendo como un mantra: "No me gusta la comida vegetariana".Como preludio de la sobremesa, la anfitriona contó cuál era su trabajo antes de ser famosa: "Yo fui barwoman en un restaurante que estaba en Puerto Madero y en Costanera. Estuve unos meses ahí, aprendí a hacer tragos y después me ascendieron a recepcionista".
Sin embargo, la experiencia de Silvina en el rubro trascendió las fronteras: "Cuando tenía 19 años me fui a Miami de vacaciones con mis compañeros de colegio. Supuestamente iba un mes, pero conseguí laburo y me terminé quedando. Trabajábamos pocas horas, generalmente en restaurantes, y el resto del tiempo lo pasábamos en la playa".Dicho arranque dio pie para que la dueña de casa contara su anécdota más curiosa relacionada a gastronomía: "Un día una amiga, que trabajaba en un boliche muy grande de allá, me dice: 'No puedo ir, me enfermé, ¿podés cubrirme?'. Y no les quiero exagerar pero hice cuatro mil dólares en una noche. Era boliche y after, así que arrancó a las once de la noche y terminó el otro día a las cuatro de la tarde. Creo que viví todo ese año con lo que gané con esa propina".
La noche india terminó con música en vivo y 30 puntos de conteo global (dos menos que Jelinek), que valoraron más la intención de Silvina que los resultados.