

El climatólogo Leonardo De Benedictis indicó a Infobae que pasar del fenómeno de La Niña a una situación de “normalidad” implica un cambio en la circulación atmosférica generando una distribución diferente de la humedad, que en el caso de pasar a un escenario neutral, como en el que nos encontramos, será más positiva que en los meses anteriores.
No obstante, el especialista marcó como un “proceso” este cambio de condiciones que “lo que va a ir haciendo en lo que queda de marzo y fundamentalmente en abril y mayo es ir mejorando el nivel de lluvias. Pero va a ser muy difícil poder recuperar todo aquello que perdimos en estos tres años. En dos meses no va a estar la solución, pero va a ser más favorable, con mayor actividad de lluvias”.

Cómo impacta este proceso en los cultivos
La agricultura, en especial la concerniente a los granos, fue una de las actividades más golpeadas por La Niña. De hecho, la cosecha de trigo concluyó como un “desastre productivo” con un volumen 50% inferior a lo que se pensaba recolectar, mientras que con la soja se encamina a finalizar con un panorama similar, ya que tras sendos recortes hoy se espera trillar solo 25 millones de toneladas, su peor marca en más de 20 años, solo para citar algunos ejemplos.Es por eso que la atención del sector está centrada en las próximas lluvias que se puedan dar para poder dotar de un piso a los rendimientos de soja y maíz, como así también en generar las condiciones adecuadas para la próxima campaña de trigo, que comienza a mediados de junio.
“Las lluvias, de producirse, llegarán tarde. Todos los cultivos que todavía están en carrera, como en el oeste y sur de Buenos Aires, gran parte de Córdoba y en el noreste del país, las precipitaciones pueden ser bienvenidas, les pone un piso a los cultivos, pero en la zona núcleo, Santa Fe y Entre Ríos no van a recomponer la situación. Está todo muy deteriorado”, indicó la jefa de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), Cecilia Conde.

Según Conde, si se consigue ese volumen de lluvias, “se va a sembrar, pero es imperante esa cantidad de agua. Y por supuesto, necesitamos que llueva en primavera, pero es primordial que llueva ahora, porque el invierno normalmente es seco. La fina se hace con el agua del otoño y cuando el cultivo comienza con su etapa de mayor demanda coincide con la primavera, que es cuando se retoman las precipitaciones”.
“La sequía no se acabó”
Para el director de la consultora Zorraquín + Meneses, Teo Zorraquín, que se haya anunciado de manera oficial el fin de La Niña “es una broma de mal gusto”, ya que “la sequía no se acabó”. Bajo ese contexto, el especialista entiende que, si bien la situación no es heterogénea en todas las zonas productoras del país, en la próxima campaña agrícola, “desde las intenciones se va a sembrar todo lo que se pueda a medida de que haya humedad”.
Asimismo, planteó que en algunos casos, la estrategia de las empresas estarán “atrasadas” ya se que “esperando la cosecha y cuánto” se va a obtener. Ante este panorama, previó que “el financiamiento va a ser la pelea del año” y que los productores “van a tratar de aprovechar las ventanas de oportunidad” para acceder a las mejores condiciones, pero advirtió que para debido a los problemas para cerrar “financieramente esta campaña, vamos a ver que haya menos jugadores, menos productores, ya que algunos deberán salir del negocio o achicarse”.