El viernes pasado, el dólar detuvo la fuerte tendencia alcista y cerró a 21,52 pesos para la punta compradora y 22,28 para la vendedora, unos 70 centavos debajo del día anterior.
La caída se dio luego de que el Gobierno diera a conocer un cambio en su plan fiscal para este año, con metas más ambiciosas que harán caer el déficit primario hasta el 2,7% del Producto Bruto Interno y el financiero al 4,9%.
Este lunes, el organismo que conduce Federico Sturzenegger afrontará un nuevo "test" que reflejará cuál será la reacción del mercado en el inicio de semana y si hubo una merma en el nerviosismo percibido en la city porteña, tras las complicaciones de los días anteriores, que llevaron al dólar a superar el jueves el techo de los $23 en el Banco Nación.
Así, el peso sufrió una devaluación del 6,7% en tres días.
Operadores estimaron que la corriente compradora del último período fue impulsada por la volatilidad externa vinculada con las tasas en los Estados Unidos, pero consideraron que también impactaron factores locales, como la vigencia de la retención del impuesto a las Ganancias para residentes en el exterior por el rendimiento financiero de operaciones con Lebacs y otras inversiones.
También consideraron que la escasa oferta de divisas por parte del sector agroexportador se sintió en la plaza financiera.
Especialistas a nivel nacional e internacional ya pusieron bajo la lupa el proceder del Banco Central y advirtieron sobre los efectos que causará su política monetaria, mientras la meta de inflación oficial del 15 por ciento es cada vez más cuestionada.
En ese escenario, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, aseguró que el Gobierno tomó en las últimas horas medidas de "magnitud" para evitar "una crisis" y admitió que en ese contexto la inflación se reducirá de manera "más lenta".
"Cuando uno toma medidas de la magnitud de las que tomamos elige qué costos evitar y qué costos pagar. El costo que elegimos evitar es el de tener una crisis", admitió.
