Si bien el billete carece de cualquier valor real y no es válido para realizar transacciones, sí es de curso legal. El ejemplar tiene la misma apariencia al resto de billetes de euro y con las mismas características de seguridad -marcas de agua, hologramas, relieves y número de serie-, además de contar con el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE).
El diseño, de color violeta y con el cero estampado en ambas caras, es idéntico al de los papeles moneda emitidos por el BCE. En el anverso del billete aparece el buque escuela alemán Gorch Fock II en el puerto de Kiel, mientras que en el reverso aparecen grandes monumentos europeos como la Sagrada Familia de Barcelona, la torre Eiffel de París, el Coliseo de Roma, la puerta de Brandremburgo y el Manneken Pis de Bruselas.
Tras el éxito alcanzado por la primera serie de billetes de cero euros, se está preparando una segunda emisión, que saldrá a circular en poco más de un mes.
El papel, con unas medias de 135 milímetros por 74, debió pasar por un proyecto de ley para su emisión legal y su impresión en papel moneda con el beneplácito de las autoridades. No obstante, aunque no se trata de la primera edición de euros para coleccionistas, sí se trata del primer billete. El año pasado Alemania también acuñó monedas por valor de cinco euros, mientras Bélgica lo hizo de 2,5 euros y España de 12.