El Xeneize había presentado una denuncia, después de que se suspendiera la revancha en cancha de River por agresión al micro de los futbolistas. Por ese motivo, la Conmebol decretó mudar el partido a Madrid.
Esta decisión se convierte en otro traspié para el por entonces presidente Daniel Angelici. Si bien en Boca creían que era difícil dar vuelta el resultado deportivo, tenían la esperanza de que podrían ser resarcido con una buena diferencia económica. Ese fue el principal motivo por lo que la dirigencia, hoy sin mandato, había presentado el reclamo en el tribunal internacional.
En su demanda, el Xeneize exigía una suma cercana a los 10 millones de dólares por daños y chances perdidas. Consideraban que a River le cabía una "responsabilidad objetiva" como organizador del partido, por los ataques recibidos en las inmediaciones del estadio Monumental.
Por su parte, los riverplatenses argumentan en su defensa que el operativo de seguridad en la zona donde ocurrieron los hechos no era de su competencia ("fuera del anillo de seguridad bajo su control"), sino que correspondía a las huestes del entonces ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, quien a causa de las evidentes fallas del sistema de prevención se vio obligado a renunciar.
