La primera parte resultó insulsa y, aunque ambos equipos tuvieron sus ocasiones, se notaba que al choque le faltaba un mínimo aliciente, ya que ninguno de los dos se jugaba absolutamente nada en una Liga ya decidida.
Sin Messi en el campo por segundo partido consecutivo (ya descansó contra el Levante), Iniesta intentó empujar a los suyos cuando el Barsa se iniciaba en ataque, pero no tuvo la complicidad que encuentra en el argentino con otros socios, como Dembélé y Coutinho, entre otros.
El Cerebro, el jugador más activo del elenco Culé, respondió en el minuto 10 con un disparo raso, que acabó con el balón en el lateral de la meta de Moyá.
Pasado el cuarto de hora, Piqué la tuvo en el punto de penal, pero la pelota le picó antes y su remate careció de fuerza y acierto. Tampoco estuvo certero Rakitic en un remate de cabeza tras asistencia de Démbelé en el 24´.
La inoperancia de Barsa y su escasa chispa delante la resolvió el brasileño Philip Coutinho en una acción individual y en la que volvió a buscar el el segundo palo con un disparo cruzado para marcar un gran gol al que Moyá no pudo hacer nada.
La compensación en el otro bando llegó en el 22´ del segundo tiempo, cuando Messi entró en el campo por Coutinho, justo antes de que Piqué estuviese a punto de marcar el segundo.
La entrada Messi cambió por completo el mapa del partido. El Erreala quedó bloqueada y Barcelona se hizo con el dominio. En la primera intervención del argentino éste sirvió a Denis Suárez quien ante Moyá no supo definir en gol.
A los 35´ de la segunda mitad llegó el momento de la noche cuando se ordenó el cambio de Iniesta, quien salió emocionado y entre abrazos de los suyos, con todo el campo en pie coreando su nombre. En la banda, Don Andrés cedió su lugar a Paco Alcácer.
