La acumulación de palabras en torno a la posible salida de Sampaoli del banco del equipo andaluz, que él no se encargó de refutar del todo ("Si un jugador se va por la cláusula de rescisión, ¿por qué no puede hacerlo un entrenador?", se preguntó el jueves ante la prensa), y el irregular andar del equipo en el último mes y medio (había ganado solo uno de siete partidos por la Liga de España y había sido eliminado por Leicester en los octavos de final de la Liga de Campeones de Europa) abonaron el terreno para que se materializara el rechazo.
Cuando se estaba haciendo la presentación de las formaciones antes del inicio del partido ante Granada y el rostro del casildense se imprimió en la pantalla gigante del estadio Ramón Sánchez Pizjuán, algunos silbidos se desprendieron de las tribunas. Un mensaje que el técnico ignoró luego de la victoria de sus pupilos con dos goles del brasileño Paulo Henrique Ganso. "No sé nada (sobre los silbidos). Hasta hace poco sentía el cariño popular de la gente de este club", afirmó en la conferencia de prensa.Consultado por enésima vez sobre su posible partida, el exentrenador del seleccionado chileno se mostró enfático: "Solo pienso en el presente del Sevilla y no voy a desviar la atención. Lo voy a dejar todo". El presente encuentra a su equipo en el cuarto puesto de la tabla (el último que otorga clasificación a la próxima edición de la Liga de Campeones), con 11 puntos de ventaja sobre Villarreal (tiene un partido menos), a cinco fechas del final del certamen. El futuro ya llegará.