Este domingo se realizó la tradicional Procesión Náutica en honor a Santa Elena, patrona de la ciudad, una celebración de fe que se mantiene viva desde 1930. La imagen recorrió las aguas del río Paraná, desde la Cruz de los Milagros hasta la bajada de lanchas en la zona costanera, acompañada por lanchas y embarcaciones que la escoltaron entre rezos y cantos.
Decenas de familias participaron de la emotiva jornada, que se convirtió en un encuentro de espiritualidad y comunidad. El acompañamiento en las orillas y sobre el río reflejó la fuerza de una tradición que forma parte de la identidad local.
En las primeras horas del lunes, los fieles dieron inicio al día de la patrona con otra manifestación de devoción: trasladaron la imagen desde el Templo Histórico hasta la Parroquia central. Este gesto, repetido año tras año, recuerda la inauguración de la sede parroquial, cuando la comunidad decidió unir ambos espacios de fe.
Tanto el Templo Histórico como la Parroquia central son hoy lugares de encuentro, oración y memoria colectiva. Allí, generaciones de devotos mantienen vivo el legado espiritual y cultural que representa Santa Elena para la ciudad.
La Procesión Náutica se ha consolidado como un símbolo de fe, identidad y pertenencia. No solo rememora una práctica religiosa de más de nueve décadas, sino que también reúne a la comunidad en un gesto de unión y esperanza.