Argentina atraviesa un brote histórico de dengue, la enfermedad viral transmitida en la región por el mosquito Aedes aegypti, que encendió las alarmas sanitarias en una temporada récord de infectados (180.529 casos de dengue, de los cuales 163.419 se registraron este año) y 129 fallecimientos, contabilizados hasta fines de marzo.
Estos datos se desprenden del último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN), emitido por el Ministerio de Salud de la Nación que cuenta que en estos tres primeros meses 163.419 casos positivos y confirmados se registraron este año.
Todos los días muchos hospitales, clínicas y centros de salud en el país están llenos de personas que buscan confirmar el diagnóstico ante los primeros síntomas.
Pero hay que recordar que se calcula que por cada paciente con síntomas (como fiebre, dolor en articulaciones y dolor de cabeza), hay otras 3 personas que tuvieron dengue asintomático. Por lo cual, la mayoría no son registrados en el sistema de salud. Esto significa que las infecciones reales por esta enfermedad en Argentina podrían ser mucho más que las oficiales.
Y también que puede existir una baja percepción del riesgo de portar el virus, ya sea para su propia salud como el hecho de cuidarse de no ser picado por un mosquito Aedes aegypti para que no transmita la enfermedad a otra persona que sí puede tener síntomas leves, moderados y hasta graves.
Cuando el mosquito se alimenta con sangre de una persona infectada y luego pica a otras personas les transmite esta enfermedad. El contagio sólo se produce por la picadura de estos insectos afectados y nunca de una persona a otra, ni a través de objetos. Por eso, para todos los casos, se recomienda la misma prevención: eliminar los criaderos de mosquitos y larvas que pueden estar en espacios y recipientes dentro y fuera de los edificios. También se aconseja usar repelentes al salir al aire libre.
Cómo actuar ante los síntomas y cuándo consultar al médico
“Los síntomas de dengue generalmente duran entre 2 y 7 días. La mayoría de las personas se recupera en alrededor de una semana. Y la persona es suceptible de contagiar a otra, siempre mediante la picadura de un mosquito mediante, solamente cuando tiene fiebre”, explicó a Infobae la doctora Mónica Foccoli, jefa de la Sección Infectología del Hospital de Clínicas General José de San Martín. Además, agregó que la enfermedad tiene un período de incubación de entre 3 a 15 días, y se divide en 3 etapas.
Etapa febril (días 0 a 5 de la enfermedad)
Etapa crítica (días 5 a 7 de la enfermedad)
Etapa de recuperación (luego del 7° día de enfermedad)
La doctora Natalia García Allende, integrante del Servicio de Infectología del Hospital Alemán explicó qué sucede en dichas tres etapas.
“La fase febril suele extenderse por general cinco días, como máximo siete días. Y durante esa fase lo que predomina es la fiebre, el dolor articular, el dolor muscular, la cefalea, que es el dolor de cabeza, sobre todo reto ocular. Pueden aparecer náuseas, vómitos, diarrea. En esa fase, lo más importante para priorizar es la hidratación, porque los síntomas pueden empeorar en el contexto de la deshidratación o que lo que nosotros objetivamos vemos en el laboratorio, que es el aumento del hematocrito por pérdida del componente soluble”, indicó García Allende.
Y agregó: “Entonces, durante esa fase lo más importante es utilizar paracetamol como antitérmico analgésico, evitar el ibuprofeno, la dipirona o la aspirina. Se pueden usar también métodos físicos como el baño, los paños fríos para contribuir junto con el paracetamol, en el descenso de la curva térmica. Y por sobre todas las cosas, hay que incrementar la hidratación por boca con cualquier líquido como agua y bebidas de rehidratación”.
“A veces una forma en que le decimos a los pacientes que pueden corroborar que están hidratándose de forma adecuada es controlando el color de la orina. Si la orina está muy concentrada o empiezan a disminuir el ritmo diurético, entonces lo que hay que hacer es incrementar el volumen de hidratación”, sostuvo la experta.
García Allende precisó que normalmente, después de la etapa febril aparece la de efervescencia, que suele extenderse en promedio dos días, y al tercer día es cuando hay que prestar atención, porque ahí el dengue puede evolucionar a dos etapas: ir a la fase de convalecencia y que el paciente se recupere o bien la etapa de la evolución a una fiebre hermorrágica que genera síntomas de gravedad.
“A veces en esa fase de convalecencia vemos un rush cutáneo o picazón que puede solaparse con la fase febril, pero generalmente lo vemos al final del episodio y puede haber una transaminas, que es el aumento de las enzimas hepáticas que en general con dieta sin grasas y adecuada hidratación suele revertir de forma completa”, sostuvo.
“Pero hay otro grupo de pacientes que puede evolucionar hacia lo que es la fiebre hemorrágica y que pueden empezar con síntomas de gravedad. Y por eso es en general el momento en que les damos a los pacientes las pautas de alarma. Y esos, esas pautas de alarma son las náuseas o vómitos que impidan la correcta ingesta de líquido, porque eso puede predisponer a la deshidratación, a la concentración y la concentración. Eso es una bandera roja, con alteraciones en el nivel o en el contenido de la conciencia. Eso significa si los pacientes están confusos o más somnolientos, deben ser traídos por sus familiares a control médico”, añadió García Allende.
Y remarcó: “Si aparece dolor abdominal, eso amerita una evaluación clínica y eventualmente una ecografía para excluir que no haya líquido libre a nivel del peritoneo. Si aparece lo que nosotros denominamos disnea o falta de aire, también en ese escenario hay que, además de hacer el examen físico, complementar con una radiografía de tórax. Y estar atento si aparecen manifestaciones de sangrado tanto en piel como en mucosas, por ejemplo con el cepillado de dientes, o pérdidas hemáticas a través de las deposiciones, o si aparece sangrado en la orina, hematomas, petequias sobre la piel o epistaxis sangrado nasal”.
“Obviamente que cualquiera de estos síntomas son signos de alarma y hay que hay que concurrir al médico y después durante el seguimiento en general se puede complementar con un laboratorio. Se pide un laboratorio basal en el que hay algunos signos que son compatibles con la infección y que hasta tener el resultado de los estudios confirmatorios nos orientan como el descenso en el recuento de glóbulos blancos, el aumento del hematocrito y el descenso en el recuento de plaquetas”, indicó.
Foto: Infobae
“Como esto es biología, obviamente cada paciente expresa las infecciones de manera diferente y después, en un control nuevo de laboratorio se solicita estudios frente a la evolución clínica. Si el paciente evoluciona clínicamente sin inconvenientes y logra controlar los síntomas y no manifiesta ninguna bandera roja, uno puede no tiene obligatoriedad de pedir un laboratorio.
Eventualmente, si tiene rápido acceso al sistema de salud, se puede hacer un laboratorio. Al final del proceso como para constatar que no quedó, que todos los cambios fueron revertidos y se recuperó el hemograma”, afirmó la experta.
Uso de repelente y cuidados frente al mosquito
“Una cosa importante es que mientras el paciente esté con fiebre, tiene viremia o virus circulante en sangre y por lo tanto tiene que intensificar las medidas de prevención para la picadura de mosquitos. Esta es una infección de transmisión vectorial sí o sí. Necesita como intermediario el mosquito para el contagio. Pero si el paciente está bien térmico y lo pica una vez que no está infectado, posiblemente se Aedes se infecte y pueda transmitir la infección al próximo, no a la a la persona adyacente o próxima al paciente. Así que hay mucho uso de repelente”, sostuvo García Allende.
Hay que acordarse que el repelente siempre es la última capa, es decir, si uno va a utilizar crema hidratante o protector solar, siempre el repelente se aplica en último término, como parte exterior, como por fuera. También son útiles todas las medidas físicas como pueden ser los mosquiteros o los tools, valen para evitar la picadura de mosquitos”, concluyó la especialista.
¿El dengue tiene tratamiento?
No existe un medicamento específico para tratar el dengue, sino que se tratan los síntomas de la infección. Los especialistas del Hospital Alemán recomendaron que, en caso de fiebre y/o dolor, tomar paracetamol y no otros antiinflamatorios, analgésicos o antipiréticos como la aspirina, el ibuprofeno y el diclofenac porque pueden favorecer la hemorragia. Evitar el uso de antibióticos, corticoides y administración intramuscular de medicamentos de cualquier índole.
Como la forma de transmisión de la enfermedad es la picadura de mosquitos infectados, la medida más importante de prevención de dengue es la eliminación de todos los criaderos de mosquitos, es decir, de todos los recipientes que contengan agua, tanto en el interior de las viviendas como en sus alrededores.
Si los recipientes no pueden eliminarse porque se usan de modo frecuente, debe evitarse el acceso del mosquito a su interior, tapando tanques, aljibes y/o cisternas, o evitar que acumulen agua, dando vuelta, en el caso de baldes, palanganas, tambores, etc, vaciando y cepillando frecuentemente los portamacetas y bebederos, o poniéndolos al resguardo bajo techo, como en el caso de botellas retornables. También es recomendable colocar tela mosquitera en las rejillas.