Por el hecho está detenido su esposo, quien desde el primer día se había puesto al frente de los rastrillajes para intentar encontrarla.
El curso de la investigación dio un vuelco a última hora del lunes cuando la Justicia ordenó allanar la casa donde vivía la pareja. Allí los agentes se toparon con una cartera con documentos personales y el celular de la mujer, que tenían manchas de sangre, lo cual fue corroborado a través de la prueba de Luminol. Apenas la Policía encontró esas pruebas, Pablo Lotario Puzin, el esposo de Arapayu, se quebró y terminó confesando que la había matado a golpes y enterrado en el pozo de agua que luego cubrió con una loza.
Tras esa revelación, Puzin fue detenido y se dio con el cadáver en avanzado estado de descomposición, pero con evidentes heridas en la zona de la cabeza. A media mañana fue extraído y trasladado a la Morgue Judicial de Posadas, donde los médicos forenses determinarán las causas de la muerte.
La mujer había desaparecido el 7 de mayo, supuestamente cuando salió de su casa en Colonia Oasis para dirigirse al Hospital de Jardín América, donde estaba completando los trámites para una cirugía de vesícula.
El martillo que se habría utilizado para el crimen apareció en una chacra, a unos 15 metros de la casa. Será sometido a una serie de pericias.
Además de Lotario, fue detenido un hijo de él de 15 años. El menor entró en contradicciones cuando declaró y lo acusan de encubrimiento. Habría dicho que ayudó a su padre, pero creen que en realidad mintió por la cercanía que tiene con el papá y no quería dejarlo solo, afirman los investigadores.