Vanesa perdió su fe en la justicia. Según relata, está convencida de que su juicio fue arreglado. "Hubo una mano extraña. Había pruebas suficientes, pero las personas que él llevó a declarar estaban amenazadas por el sindicato. Ellos (los integrantes del gremio) se manejan como una gran familia a nivel mafioso. Encima él estuvo disfrutando el juicio. Es un perverso", dice.
Sin titubear, apunta a Miguel Agüero, el secretario general del Gremio de los Municipales, y le reprocha su accionar. "En lugar de recibir ayuda, recibí burlas y amenazas. En mi teléfono particular llegaron a decirle a mi hija cualquier barbaridad".
Hoy Vanesa intenta retomar una vida "normal". Ya no pertenece a la delegación puesto que "como era empleada de planta temporaria, no me renovaron el contrato. Me dejaron una nota por debajo de la puerta a principios de 2014. Así, quedé sin trabajo y sin obra social, estando enferma". A su vez, "no volví a trabajar. Necesito recuperarme. Estuve con ataques de pánico, depresión y tomando hasta 10 psicofármacos al día".
Incluso, llegó a cruzarse con el acusado. "Hace un tiempo me lo crucé. Yo estaba con mi esposo y mi hija en la vía pública. El pasó, me tocó bocina, se rió y me insultó. Fue indignante".
Consultado por Clarín, Belamendia niega todo. Dice que la noticia que repercutió en toda la ciudad lo afectó y por eso elige la cautela. Según relata, la causa "fue armada entre la madre y la chica (por Vanesa García) que pertenecían a un partido político diferente al que gobernaba Bahía". Contrario al testimonio de la supuesta víctima, Belamendia asegura que "todos los testigos del caso fueron falsos y que ninguno trabajaba en la delegación Noroeste".
De los 17 empleados de la oficina municipal, "16 fueron a declarar y todos dijeron que era mentira, incluso el delegado que la llevó a ella a trabajar allí. Incluso uno de los testigos que llevó ella le terminó diciendo en el juicio 'Vanesa por favor decí que esto fue una mentira armada por vos y tu mamá'".
El presunto agresor, señala que padeció el caso y que incluso pensó en denunciarla por daños y perjuicios "Todos me lo decían, pero yo ya tenía 3 años de sufrimiento junto con mi esposa, hijos y padres". Además, apuntó al fiscal Mauricio del Cero, quien lo sorprendió por "el ensañamiento que tenía hacia mi persona".
En retrospectiva, Belamendia recuerda: "Tuvimos una relación espectacular en el trabajo, sin faltarle el respeto a una mujer. Hace 23 años que trabajo en la Municipalidad y nunca tuve una causa. No sé por qué la denuncia fue contra mí, pero hoy no le aceptaría una disculpa y no creo que la haya".
Ajena a esto, Vanesa sigue creyendo en su lucha y desea que el ejemplo de su denuncia no sólo le sirva a otras mujeres, sino también a su hija, de 12 años. "Me gustaría creer que esto va a cambiar. Mi hija sufrió muchísimo y estuvo bajo tratamiento. Cuando arrancó tenía 8 años. Al principio le daba vergüenza, pero yo le decía que esto lo hacía para que no le pasara a otras mujeres o incluso a ella. Intenté darle el mejor ejemplo. Hoy me dice que lo entiende, que hice lo mejor. Y eso me reconforta".