Sofía Acosta, tucumana, ingresó muerta a una clínica. Los médicos afirmaron a la familia que no había nada más por hacer, pero a los minutos volvió a respirar. El hecho fue hace 20 años y ella hoy, de 78, está muy bien. Su familia participa de la ceremonia en Córdoba. Ese es el milagro que la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano le reconoció en mayo pasado a Catalina Rodríguez, quien se ordenó monja luego de enviudar.Según publicó La Nación, la celebración fue presidida por el enviado del papa Francisco y Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal Ángelo Amato (quien también vino para las ceremonias del santo Gabriel Brochero), acompañado por el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez.
Participaron la vicepresidenta Gabriela Michetti; el gobernador Juan Schiaretti; el ex gobernador de San Juan, José Luis Gioja (su hija, Flavia, es monja de la congregación) y Alberto Rodríguez Saá, descendiente de la beata. Desde esta madrugada los feligreses se acomodaron el playón del Bicentenario a esperar la ceremonia que comenzó a media mañana. Cientos de personas llegaron desde distintas provincias de Argentina (donde la congregación tiene escuelas) y desde Chile, España y Benín (África) donde se encuentran las comunidades de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús.
Amato leyó el Decreto Papal que, con fecha 18 de noviembre de 2017, destaca que Catalina de María es un "ejemplo ardiente del amor a Cristo y del servicio hacia los hermanos más necesitados", y que "sea llamada beata de ahora en adelante".
El documento establece la fiesta de la nueva beata cordobesa el 27 de noviembre. No sólo la figura de Catalina estuvo presente en el predio; sino la de José Gabriel Brochero, canonizado el año pasado,. Se conocieron cuando ella tenía unos 40 años y él era seminarista. En 1867 el destino los volvió a cruzar atendiendo a las víctimas de la epidemia de cólera que azotó a Córdoba. En 1880 el cura le pidió monjas de su congregación para atender la Casa de Ejercicios y el Colegio de Niñas fundados por él en Traslasierra. Catalina decidió enviar 14 de las 30 que tenía. Antes de cruzar las Sierras Grandes a caballo, ellas aprendieron a montar en el patio de la orden.