"Se crió acá porque lo abandonaron de chiquito", contó a Elonce TV uno de los trabajadores del camposanto.
"El perro estaba herido, había recibido un balazo y tiene dificultades para caminar. Además, una vez cayó de un quinto piso de nichos", agregó el empleado.
Por esos días, el animal era alimentado y cuidado por el oficial Emerí, uno de los forjadores del destacamento policial en el cementerio de la capital entrerriana.
Pero el policía falleció a un día de retirarse.
"Nosotros nos enteramos alrededor de las 10 de la mañana, aunque el perrito parecía que ya sabía, estuvo todo el día tirado y él no era así. Cuando trajeron el cuerpo del oficial, se enloqueció. Sabía que venía su amo", rememoró el trabajador del cementerio.
"Aún después que se fue la familia, el perrito pidió que lo llevaran al lugar donde estaba el cajón y ahí se quedó unos 20 minutos, al lado del nicho. Hasta el día de hoy, sabe que lo cremaron y lo pusieron en un urnario. Sin que nadie lo lleve ni nada, el solito va hasta el panteón policial, se queda ahí arriba y mira para el lado de los urnarios. Es de no creer", exclamó el empleado.
El animal permanece en el cementerio, y los trabajadores del lugar continúan alimentándolo tal como lo hacía aquel policía. "Acá duerme y allá come, debajo de aquel árbol. Si le damos en otro lugar, se enoja", comentó el hombre. Elonce.com