El jueves pasado, volvió a intentar huir de prisión, disfrazado de viejito, del penal de Boulogne Sur Mer de Mendoza. Fue detenido cuando abandonaba la zona de visitas con una careta de látex, unos anteojos, una peluca y un bastón. Se vistió con la ropa de un hombre que era familiar de su compañero de celda y se sospecha que es quien pudo haber ingresado el resto del disfraz. Caminó encorvado hacia la salida. Mostró unos falsos sellos identificatorios de la visita en su mano y esta vez fue descubierto por uno de los guardias.
El verdadero nombre de "Meteoro" es Víctor Ignacio Suárez. Tiene 41 años y nació en Santa Fe. En 2013 huyó de la alcaldía de Rosario.
La segunda fuga ocurrió el 4 de agosto de este año en Mendoza, cuando en una escena que pareció sacada de un policial como "Nueve Reinas" intercambió documentos con una visita y salió caminando.
Tres semanas después fue detenido en San Luis. La Policía lo descubrió cuando estaba a punto de cometer una nueva estafa con un auto.
La Justicia mendocina cree que hubo complicidad penitenciaria en su fuga de agosto y está investigando si "Meteoro" pagó una coima suculenta. Su abogado defensor había ofrecido una fianza para resarcir a la docena de víctimas mendocinas estafadas, que superaba los 500 mil pesos. El mes pasado, seis penitenciarios y dos supuestos cómplices de la fuga fueron procesados por el fiscal Gustavo Pirrelo.
Para los investigadores, lo más impactante de Suárez es la puesta en escena para cometer un delito. Llegaba puntual a la cita. Vestía camisa italiana entallada, perfume francés y un falso Rolex para seducir a su próxima víctima. "Vendí un departamento y me entregaron un auto como parte de pago", le dijo el estafador a un joven comerciante. Como otras veces, buscó el vendedor de un vehículo en un portal en Internet que es consultado por clientes del segmento medio alto. Contactó a sus víctimas en un café céntrico y se hizo pasar por abogado. A sus clientes les decía que le gustaba cerrar sus negocios "cara a cara". Simulaba transferencias bancarias a través de mails truchos que le llegaban al vendedor del auto y que luego, como hacker, hacía desaparecer de la computadora del receptor para borrar evidencias. Antes de que se dieran cuenta de la estafa, a los propietarios les hacía firmar el formulario 08 en un estudio notarial cercano al Registro del Automotor. Aprovechaba los fines de semana largos y feriados para retrasar la consulta de las víctimas al banco por el depósito no acreditado. Ese mismo auto, en unas pocas horas, se lo vendía a otra persona.
"Mi cliente le compró un Chevrolet Corsa y simuló ser un abogado que lo había recibido como parte de pago de un juicio. Estaba a nombre de una mujer que acababa de ser engañada por Meteoro'", explicó el abogado querellante Juan Pablo Chales. Antes de pagarle al falso vendedor los 60 mil pesos, su cliente ubicó a la dueña del vehículo. Ella le contó que quien le había comprado el auto era un arquitecto al que esperó en la puerta del banco cuando acababa de hacer la transferencia y que todo estaba en regla. Lo que la mujer aún no sabía es que el lunes siguiente se enteraría que nunca hubo un depósito a su nombre. Y que sorpresivamente había desaparecido el mail de la transferencia bancaria de su correo. Desesperada, lo denunció en la Justicia: "No puedo olvidar el aroma de su perfume", contó. (Clarín)