Los progenitores de la criatura lo llevaron al Hospital Paroissien de Maipú con tres de sus dedos amputados, por lo que debió ser trasladado al otro nosocomio y sus padres demorados con custodia policial.
Ante la requisitoria, afirmaron que durante la noche se despertaron con el llanto de su hijo y observaron que un gato le había comido los dedos, por lo que se dirigieron a la unidad sanitaria.
Tras pasar por el quirófano, el bebé se encuentra fuera de peligro, mientras que por el momento no se tomaron medidas contra sus padres.