"No hubo gritos, nadie cantó, nadie gritó y sólo llegaron los aplausos", destaca Esperanza Día por Día.
Entre los presentes, estaba Daniel, padre de Agustina. Con gran valentía ante el dolor y el desconsuelo, el hombre tomó la iniciativa y agradeció a toda la ciudad. Dijo que estaba todavía conmovido por la cantidad de gente que los acompañó y dio muestras de lo difícil del momento vivido sin poder contener sus lágrimas y abrazándose a los suyos.