Por su ventaja estratégica, debido a exiguas distancias con grandes centros urbanos, poseedores de millones de habitantes habidos de disfrutar de sus termas, sus fiestas populares, sus carnavales, sus playas, su ecoturismo y su pesca deportiva, Entre Ríos fue una de las favorecidas en materia de visitantes. Los fines de semana, la ocupación superaba el 90%.
Los complejos termales fueron los que marcaron el pulso del ritmo turístico, sobresaliendo aquellos que impulsaron la inversión de parques acuáticos. Otro aspecto a destacar son las 48 fiestas populares que se realizaron a lo largo y ancho de nuestro territorio. Motivaron a miles de turistas y vecinos a disfrutar de diversos espectáculos, carnavalescos, musicales, de danzas, circenses, humorísticos, jineteadas, folclóricos.
La temporada de diciembre dio inicio con una primera quincena que tuvo una ocupación del 60%. "La segunda quincena mejoró notablemente, dándole un respiro a los altibajos que la inversión turística entrerriana, definitivamente, no merece", indicaron desde la Cámara Entrerriana de Turismo.
Además, informaron que febrero fue mejor que enero, ya que el broche de oro fue el fin de semana extra largo de carnaval, durante el cual hasta las localidades más pequeñas vieron colmadas sus propuestas carnestolendas. Así, Entre Ríos estuvo entre los más elegidos por los argentinos, con una ocupación del 99 por ciento y un gasto promedio diario por turista de $940. Llegaron también miles de excursionistas que disfrutaron la provincia, permitiendo recuperar el tercer puesto del mercado interno nacional, detrás de Buenos Aires y Córdoba.
