Lo concreto es que el micro pasaba por ese lugar, cuando ingresó a la estructura del colectivo un proyectil calibre 40 (diámetro de 0,40 pulgadas), el cual impactó en las cervicales de la persona fallecida y tuvo un orificio de salida en zona media del rostro, provocándole una muerte inmediata. Otra de las precisiones confirmadas, a través de personas vinculadas a la investigación, es que el disparo tenía una leve dirección ascendente y que la bala habría recorrido -hasta entonces- una distancia que rondaría entre los 40 y 50 metros desde el lugar que estaba el arma que percutó, la cual sería una pistola del mencionado Calibre 40. Una media poco usual, según se remarcó.
Con estos indicios, a línea investigativa concluye en que el disparo habría sido realizado desde proximidades de la colectora de la mano contraria a la que venía circulando el micro y que la bala llevaba una ligera inclinación de abajo hacia arriba.
Ante ello, se refuerza la idea de que la muerte del ciudadano paraguayo fue ”producto de la insensatez y la desaprensión”, más que de un tiro acertado en la oscuridad de la noche. Una valoración que -según se aclara- no quita responsabilidad a la persona que terminó cometiendo el crimen.