Policiales Violencia y privación de libertad

Diez años de cárcel por electrificar su casa para que no huyera su pareja

Sergio Caimer fue acusado de privar de la libertad y golpear a su pareja y la hija de ésta, de dos años. Se trata del caso en el que el imputado electrificó las puertas y ventanas de la casa para que las víctimas no pudieran huir.
El juez de Garantías Jorge Barbagelata Xavier resolvió hacer lugar al acuerdo de juicio abreviado al que arribaron la fiscal de la Unidad de Violencia de Género y Abuso Sexual, Mónica Carmona, y los defensores públicos, Jorge Balbuena y Jorge Sueldo, y condenó a Sergio Alcides Caimer a la pena de 10 años de prisión por el delito de Privación ilegítima de la libertad cometida en contexto de violencia de género.

Con la decisión de Barbagelata Xavier culmina un proceso que, desde el punto de vista estrictamente jurídico, tuvo como punto destacado el rechazo a la primera acta acuerdo que presentaron los operadores judiciales ante el juez de Garantías Nº 4, Mauricio Mayer, quien resolvió no hacer lugar a aquella en discrepancia con la calificación legal del hecho que se le atribuyó a Caimer.
Mayer argumentó su decisión en que consideró "incorrecta" la "captación jurídica del hecho" que fue subsumida "en el tipo del artículo 142 bis segundo párrafo. Inciso 1), 2) y 3)". Después del traspié ante Mayer, Fiscalía y defensa presentaron un nuevo acuerdo de juicio abreviado, en el que se incorporaron nuevos fundamentos que no estaban en el primer acuerdo.

En el acuerdo se destacó el contexto de Violencia de género en el cual el imputado "realizó los aberrantes actos en perjuicio de su pareja, a quien le prohibía alimentarse correctamente, higienizarse, y mantuvo privada de su libertad en condiciones inhumanas, privándola inclusive de atención médica respecto de las brutales lesiones proferidas a Maricel Noemí Llanes", quien era su pareja al momento de los hechos.
También se destacaron las circunstancias que determinaron que se conociera la situación de Llanes y su pequeña hija. Fue a través de un llamado telefónico de un vecino que advirtió al 911 que la mujer y su hija faltaban de la casa y dejaron de ser vistas en el barrio.

Se resaltó además, que del testimonio de los efectivos que acudieron a la precaria vivienda ubicada en calle Colobran Andreu s/nº, surgieron las condiciones en que se encontraba la casa.

Así, un uniformado recordó que el lugar "estaba muy sucio, deplorable, con olor nauseabundo, tarros con gusanos y materia fecal, había un colchón con sangre, basura, ropa tirada por todos lados. Era una vivienda precaria, en pésimas condiciones, de imposible habitabilidad, que (el policía) quedó muy sorprendido porque es la primera vez en todos los años de servicio que vio una casa en dichas condiciones".
También se agregó que "cuando llega Criminalística al lugar del hecho, se apersona la madre de Caimer, quien vive en el mismo predio, y manifesta que tengan cuidado con las ventanas y las puertas porque su hijo electrificaba todo, es más, en una oportunidad ella se electrocutó...".

Otros efectivos recordaron que Llanes estaba "en una cama sin poder levantarse, con evidentes signos de lesiones en su rostro, y quien estaba en compañía de una niña de dos años", lo que para la acusación resultó contundente "respecto de la situación de encierro e inhumanidad a la que era sometida Marisel junto a su hija", como asimismo las declaraciones testimoniales de la víctima, que señaló a Caimer como el "autor de los golpes y malos tratos", y como quien "no la dejaba salir de su encierro". (El Diario)
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