“De Paraná aprendí a silbar de donde nació la ciudad, en Bajada Grande, porque antes había un tajamar en el que atracaban los barcos y hasta donde llegaba el ferrocarril Urquiza; ahí venían con mercaderías y cargaban en barcos de aguas profundas”, rememoró. Es que Rubén, desde niño, silbaba imitando el sonido de los pájaros y con el tiempo llegó a perfeccionar esa técnica que ha hecho tan particular al conjunto que integró junto a su hermano Néstor Cuestas.
“En aquella época no había silos, sino que se cargaba en bolsas, de las que caían los granos; entonces, era ese tajamar era un vergel de pájaros porque tenían comida y el agua de la laguna”, explicó.
En la oportunidad, contó que un día en el que visitó a Linares Cardozo, cuando vivía en Bajada Grande, él estaba dibujando la canción Costeando el tajamar. “Esperé a que la termine, me la llevé y la grabamos”, reseñó en relación al tema del referente mayor de la chamarrita entrerriana. De su ciudad natal, Rubén rememoró: “Con mi padre nos trasladamos a calle Racedo, entre Belgrano e Irigoyen, y mi casa es la única de la cuadra con balcón; desde ahí iba a la escuela Belgrano y el ferrocarril quedaba frente a mi casa”. Y agregó: “Con los años, quise seguir adelante y me trasladé a Buenos Aires. Llegamos a donde llegamos, y no fue fácil; tuvimos mucha suerte”.