La banda había comenzado su accionar desde el comienzo de la pandemia. Actuaban con extrema violencia ya que ingresaban a casas y empresas con las caras tapadas, sin importar si había o no moradores. Se llevaban todo tipo de objetos de valor y golpeaban a los presentes.
Según el medio Andes Online, "para cometer sus delitos empleaban inusitada violencia, provocando daños en las casas, intimidando a sus víctimas con pistolas, revólveres, escopetas, cuchillos, maniatando a algunas e incluso con amenazas de muerte o de violar a quienes componían sus familias".
La Policía los estuvo siguiendo durante varias semanas y, gracias al patrón delictivo repetitivo, pudieron dar con los integrantes.
El líder de la banda, argentino, cayó el pasado 1 de julio en la zona de San Fernando y sería "uno de los autores intelectuales de los robos y mantendría su situación migratoria irregular, además de contar con antecedentes por delitos similares".